«La sociedad vasca ha olvidado demasiado rápido lo que ha ocurrido»

EL CORREO 19/10/14
SARA BUESA, HIJA DEL SOCIALISTA FERNANADO BUESA

· Considera «increíble» que ETA no se haya disuelto y emplaza a la izquierda abertzale a reconocer que «recurrir a la violencia fue una elección libre y que estuvo mal»

Cuando era pequeña, Sara Buesa acompañaba a su padre todos los domingos a comprar el periódico. Daban un paseo y se sentaban en un banco. Era uno de esos momentos de complicidad. El 22 de febrero de 2000 ETA asesinó a Fernando Buesa. Ella tenía entonces 19 años y estaba estudiando segundo de Psicología. «Fue una ruptura total». De «querer meter la cabeza en un agujero y no salir», Sara pasó con el tiempo a mirar a la vida de frente, sin miedo. Hoy es el rostro visible de la fundación que lleva el nombre del que fuera parlamentario vasco por el PSE. Papel en el que ha sustituido a su madre, Natividad Rodríguez, tras años de dedicación.

Mañana se cumplen tres años del anuncio que «siempre había esperado», el cese definitivo de ETA. Pero, aun siendo «optimista», si algo tiene claro es que «nos queda mucho camino por recorrer». Sobre todo, como sociedad. «Nos hemos acostumbrado enseguida a vivir sin la violencia, parece que se ha olvidado demasiado rápido lo que ha ocurrido», advierte. Sara es consciente de que el final del terrorismo ha supuesto «un alivio para todo el mundo». «Se vive mucho más tranquilo», se congratula. Aunque asegura comprender que haya quienes deseen «pasar página cuanto antes», no puede evitar que esta actitud le produzca cierta sensación de «tristeza». «Los que lo hemos sufrido de cerca somos quienes quizás nos preocupemos más en que se cierre bien este capítulo tan doloroso o, tal vez, los que hemos reflexionado más sobre las repercusiones que tendría que se hiciesen mal las cosas», sostiene. – Cuando se cumplen tres años del anuncio de ETA, ¿qué echa en falta? – Me parece increíble que ETA siga ahí, que todavía no haya terminado de desaparecer. Una vez dado el paso del cese, que fue un gran paso, lo siguiente que se puede esperar de ellos es su desarme y disolución. Lo demás, no tiene interés.

Otro aspecto que también echa en falta la hija de Fernando Buesa es la deslegitimación «ética, social y política» del terrorismo. «Se van dando pequeños pasos, pero es aún una asignatura pendiente», valora. Para que eso se produzca, considera que «todos aquellos que en un momento dado pudieron justificar el terrorismo como una estrategia necesaria» deben apostar por un «mensaje claro»: «Tienen que reconocer que recurrir a la violencia fue una elección libre, que pudieron no haber elegido ese camino y que fue el equivocado, que estuvo mal».

Buesa reconoce que «se oyen voces» en la izquierda abertzale, incluso en ETA. «Pero lo que se desprende de lo que dicen es que en el presente no tiene sentido utilizar la violencia y, por tanto, se apuesta por las vías pacíficas». «Mi pregunta entonces es la siguiente: ¿Qué ocurre con el pasado?». Lamenta que «se siga manteniendo la idea de que, en su día, la existencia de ETA fue un recurso necesario». Sobre esta cuestión se muestra tajante. «Matar está mal, ahora y siempre; también en el pasado. Eso tiene que quedar muy claro», subraya. – El próximo 10 de noviembre se celebra el ‘Día de la Memoria’ y la Fundación Fernando Buesa, de la que usted es vicepresidenta, ha hecho público un editorial en el que defiende que no participen en los homenajes unitarios quienes no han deslegitimado el terrorismo de ETA. ¿Es un mensaje para la izquierda abertzale? – Nuestra intención no es excluir a nadie, son ellos quienes se autoexcluyen. Lo que queremos decir es que no nos sirve su presencia en un acto si luego no hay un discurso coherente. Sus palabras siempre esconden rodeos y ambigüedades, siempre hay un pero: «pero todos hemos sufrido, pero ha habido diferentes violencias…». Si no hay una consistencia, no nos va a reconfortar que acudan a un homenaje, ni tampoco nos van a dar confianza. Sabemos que hay diferentes sensibilidades en la izquierda abertzale, pero cuando hablamos de derechos humanos no nos podemos permitir que no exista un discurso común, ahí está la esencia. Mientras no den ese paso, seguiremos exigiéndoselo.

Un compromiso «costoso»
Desde el atentado contra su padre, Sara Buesa valora «muchísimo la paz y el poder razonar las cosas». «Creo que ahora probablemente sea más tolerante que antes, juzgo menos a la ligera. Digamos que soy muy intolerante hacia la intolerancia», expresa. Siempre se ha mostrado a favor de las iniciativas destinadas a favorecer la reinserción de los presos de ETA. Eso sí, «dentro de la legalidad y con carácter individualizado». «No me gusta hablar de medidas colectivas porque el reconocimiento de lo que se ha hecho es algo muy personal», argumenta. Y si algo teme, es que «no haya una unidad, política y social, sobre los principios básicos de democracia y convivencia». – Esta semana, la fundación ha organizado un seminario con el fin de abordar el pasado, presente y futuro de la sociedad vasca ante el terrorismo. ¿Tiene la sensación de que son los colectivos de víctimas los que más tiran del carro para que el capítulo de la violencia no se cierre de cualquier manera? – Para las víctimas que hemos asumido este compromiso tirar del carro es costoso. Te remueve y tienes que hacer equilibrios para mantenerte. Por una parte sí que creo que las instituciones deberían coger más las riendas… Pero te pones a pensar y ves que, con cualquier causa, siempre ha sido así; los colectivos son los que hacen más fuerza.

Sara Buesa quiere que sus hijos «vivan en un mundo mejor del que he vivido yo», señala. Por eso estima fundamental una educación en valores «sólidos» que permita sanar a una sociedad que percibe «enferma» tras décadas de terrorismo. La hija del histórico exparlamentario del PSE es una de las víctimas que acude a los colegios vascos a relatar de primera mano su experiencia, como parte del programa ‘Adi-adian’ del Gobierno vasco. – ¿Cómo ve a las nuevas generaciones? – Muchos jóvenes, así lo reflejan las encuestas, aún consideran que la violencia en determinados casos está justificada, y eso es algo que me preocupa. Creo que es importante invertir ahí, hacer pedagogía para potenciar un discurso contra el sectarismo y en defensa de los derechos humanos por encima de todo