la última trampa de ETA

ABC 31/08/15
EDITORIAL

· Los terroristas no merecen favor alguno, ni conmiseración. Solo justicia y aplicación de ley. No se les debe nada por dejar de matar, sino que aún deben mucho por lo que han matado

LA banda terrorista ETA está preparando un gesto aparente de desarme en previsión de una posible victoria de un frente de izquierdas, formado por PSOE y Podemos, en las próximas elecciones generales. El planteamiento de los terroristas es que con Mariano Rajoy en el gobierno no obtendrán beneficios de ningún tipo por los pasos que den en su peculiar «proceso de paz», y que esos beneficios serán más probables si hay un cambio en La Moncloa, vista la especial sensibilidad que siempre han demostrado Podemos y su líder, Pablo Iglesias, hacia las demandas de ETA. Los etarras especulan, como han hecho siempre, con la evolución política en España para tomar aquellas decisiones que más les convengan. Ahora, ETA se encuentra operativamente derrotada, pero conserva su arsenal, menos abundante después de la operación policial que se incautó de armas y explosivos en Biarritz en mayo pasado. El gesto que prepara ETA consistiría en destruir algunas armas en presencia de sus amables mediadores internacionales. Se trataría de una parodia similar al sellado de armas que protagonizaron unos encapuchados en febrero de 2014.

De ETA no hay que fiarse en absoluto. La argucia de destruir armas, sin verificación por el Estado, sólo busca sembrar discordia en la unidad antiterrorista entre el Gobierno y el PSOE y consolidar sus verdaderos propósitos, que no son otros que el ser actor político en el País Vasco y Navarra, imponer un paz vigilada y asegurarse una biografía que justifique en el futuro su violencia asesina. Por eso ETA no entrega armas, ni se disuelve, ni pone a sus huidos a disposición de la Justicia, ni pide perdón –sin matices– por sus crímenes, ni aclara los asesinatos aún impunes. ETA sólo quiere gestionar a su medida su transición del terror a la política y necesita que le blanqueen su historia, como ha sucedido en Navarra, donde su capital está gobernada por la izquierda proetarra.

ETA no merece favor alguno, ninguna conmiseración. Sólo justicia y aplicación de la ley y destapar sus engaños, como el de sus mediadores internacionales, que son cómplices de la estrategia de la banda porque disfrazan el terrorismo etarra como un conflicto entre dos partes legítimas. No ha pasado tanto tiempo desde que ETA asesinó por última vez, pero la gran baza de los terroristas es la desmemoria colectiva y el olvido a las víctimas. No hay que concedérsela. A ETA no se le debe nada por dejar de matar y aún debe mucho por lo que ha matado. Tras la legalización de Bildu por el Tribunal Constitucional, la derogación de la Doctrina Parot por el Tribunal de Estrasburgo y la excarcelación de Bolinaga, no serían admisibles más desarmes por parte del Estado.