La venganza de Siria

HERMANN TERTSCH, ABC – 13/06/14

· Miramos hacia otro lado como siempre para evitar conflictos. Ahora Siria anuncia su venganza y nos visita y amenaza.

Quienes han seguido desde las capitales de todo el mundo los acontecimientos cerca de la ciudad iraquí de Mosul se declaran impresionados. Y asustados. Lo están por el arrojo y la fiereza con que unos 800 combatientes yihadistas del ISIS ponían en fuga caótica a unos 30.000 soldados del ejército regular del Gobierno de Bagdad. Y tomaban, en horas, esta ciudad, la tercera en tamaño del país. Cerca de medio millón de ciudadanos están en la huida ante estas tropas de yihadistas en las que todos son suicidas y nadie obedece otra ley que la de Alá, dictada por medio de sus líderes sunitas. Y ante todo de su caudillo máximo, Abu Bakr Al Bagdadi.

Lo que jamás logró Bin Laden con Al Qaida, un estado a su servicio y un ejército regular de guerreros de Dios, es ya un objetivo alcanzable para el jefe de ISIS, del estado islámico de Irak y Siria. Su ejército es temible porque no tiene piedad y sí cada vez más fuerza.

También porque es el primer ejército verdaderamente mundial que se organiza bajo la bandera del Islam. Son iraquíes y sirios y paquistaníes y jordanos y egipcios y saudíes. Pero también británicos, americanos, españoles, alemanes, franceses, holandeses, italianos y suizos. Deseosos de matar y morir. Ahora resulta espectacular la velocidad con la que marchan hacia Bagdad estos yihadistas y conquistan pueblos y ciudades que se encuentran en su camino.

El Estado iraquí en el que EE.UU y sus aliados han invertido miles de vidas, cientos de miles de millones y más de una década de terrible esfuerzo bélico, se puede disolver como un azucarillo. Cientos de miles de muertos después podemos estar ante una tragedia aún mayor. Cada vez parece menos evitable el estallido de la guerra total entre chiítas y sunitas. Con sus respectivos colosos, Irán y Arabia Saudí, embarcados en una carrera armamentista con la bomba nuclear como objetivo inmediato. El nuevo escenario sorprende por la velocidad con que ha cristalizado. Porque el origen de esta revolución militar para un inmenso califato terrorista está en Siria.

Es una pesadilla no del todo imprevisible. Responde a los más negros augurios de quienes advirtieron de las consecuencias de la decisión occidental de no armar en la guerra contra Assad a unas fuerzas complicadas y heterogéneas, pero no fanatizadas como son las integradas en el Ejército Libre de Siria. Hillary Clinton acaba de reconocer que ella estuvo a favor de hacerlo, pero Obama se negó. Así, los únicos que han recibido armas y dinero de forma masiva en este conflicto –aparte de Assad, por supuesto– han sido los yihadistas.

Ahora desfilan como triunfadores por una amplia «franja liberada» que va desde el Mediterráneo hasta el corazón de Irák y pronto podrían estar en Bagdad. Son los ídolos en las mentes juveniles sunitas en la región pero también en el islamismo en Occidente. Se estima que ya son miles los occidentales en el ejército de ISIS. Que van y vuelven a sus casas convertidos en expertos combatientes y fanáticos muy curtidos y taimados. En auténticas bombas para la seguridad occidental. La situación es tan amenazadora que ya hay voces en Occidente que creen necesario colaborar con Assad para aplastar a este ejército en Siria.

Maliki en Bagdad está siendo arrollado. Hoy el peligro ha saltado las fronteras de Siria, marcha victorioso por tierras iraquíes entre arengas que prometen liberar para el Califato tanto Jerusalén como El Cairo, pero también Sicilia y Andalucía. No quisimos saber nada de Siria. Miramos hacia otro lado como siempre para evitar conflictos. Ahora Siria anuncia su venganza y nos visita y amenaza. Y nos recuerda cuánto sabemos equivocarnos.

HERMANN TERTSCH, ABC – 13/06/14