Las independencias las carga el diablo

LIBERTAD DIGITAL 14/03/14
ANTONIO ROBLES

Hasta ahora creíamos que solo el tintorro inducía al personal a troncharse de risa, ahora sabemos que el proceso de independencia y sus mentores nos matarán a carcajadas. Hace unos días el portavoz del gobierno de la Generalidad, Francesc Homs, nos amenazó con convertir Cataluña en Ucrania: «Si el debate [sobre el derecho a decidir] se cierra en falso, puede desembocar en una situación como la que vive justamente Ucrania en estos momentos». En esos momentos sólo había manifestantes en la calle emulando a la primavera árabe. Quizá Homs los confundió con la vía catalana y sus butifarradas de cada 11 de septiembre. Pero no, poco después se desató la violencia, para horror de su socio Duran i Lleida. Y Quico Navajas rectificó.

Para su desgracia, Crimea ha llevado a la práctica su adorable derecho a decidir, eso sí, de la mano armada de Moscú. Y como las desgracias no vienen solas, un periodista que no vive a sueldo de su Gobierno va y le pregunta si la Generalidad de Cataluña apoya el derecho a decidir de Crimea. ¡No me digan que no es mala fe afearle así la rueda de prensa! Y nuestro Quico tuvo que aguantar al aguafiestas sin saber a ciencia cierta qué decir. Al final le espetó:

· Nosotros creemos que, en el caso de Crimea, ni le acompaña la legitimidad ni le acompaña la legalidad para hacer lo que se plantea. Allí hay una situación de violencia o de intimidación con el uso de la fuerza, y por tanto no serán las características que nosotros defendemos que se tienen que dar para poder ejercer en cualquier lugar del mundo el derecho a decidir.

El aguafiestas insistió no una vez sino dos más. ¿Hasta dónde podemos llegar en Cataluña si cualquier deslenguado de la prensa canallesca puede preguntar sin el debido respeto a los padres de la patria?
Y Quico Navajas se perdió en sus contradicciones sin mayor problema ni pregunta alguna del resto del periodismo libre de Cataluña.
No me extraña que nos tengan envidia los colonos españoles: nosotros somos capaces de amoldar la realidad a nuestro antojo, negar mañana lo que afirmamos hoy, y todo sin que nadie advierta contradicción alguna. Esto es Cataluña, una sociedad cohesionada y cívica, no esa manada de cainitas africanos que nos niegan el derecho a decidir si el Barça ha de jugar o no todos los partidos a casa nostra.