Legislatura mediada

IGNACIO CAMACHO – ABC – 02/04/17

· Mientras la oposición se entrega a las escaramuzas parlamentarias, el Gobierno tiene casi media legislatura cerrada.

Media legislatura en el bote. Eso es lo que Rajoy tiene a punto de lograr con los Presupuestos de 2017. Le (nos) va a costar cuatro mil millones de gasto extra exigidos por Ciudadanos, entre ochocientos y mil para la «agenda canaria» y un montón de favores –infraestructuras, retirada de recursos y algunos asuntos penitenciarios– al PNV, además de un complicado trámite de negociación enmienda por enmienda.

Pero el persistente trantrán marianista está a menos de dos meses de garantizarse la mitad del mandato, porque con las cuentas de este año va implícita la prórroga de las del siguiente. La Constitución no pone límites pero ningún Gabinete podría resistir tres ejercicios sin estabilidad presupuestaria. Y menos uno que sufre en el Congreso un revolcón cada semana.

El pragmatismo de Rajoy ha alumbrado unos presupuestos rumbosos y a la carta. El paradigma de austeridad fiscal ha quedado enterrado con la minoría como coartada. Montoro tiene cash porque la recaudación del consumo ha subido y porque a principios de año le metió a las empresas, vía impuesto de sociedades, una sonda nasogástrica.

Europa se muestra flexible con el déficit y los números gordos cuadran. Así que el sedicente centroderecha liberal se ha olvidado del adelgazamiento de la Administración pactando con los sindicatos la consolidación de 250.000 interinos, ha dado cajonazo a la supresión de organismos y se ha entregado al gasto de intensidad moderada. Cuando los políticos hablan de «presupuestos sociales» quieren decir que van a repartir dinero a manta.

Así que mientras la oposición se entrega con alborozo populista a las escaramuzas parlamentarias, el Gobierno tiene casi construido el puente hacia una legislatura de duración mediana. Al presidente, experto en blindajes, no le importa perder refriegas menores si se asegura las grandes batallas.

Con 137 diputados no puede aspirar a un mandato sin fricciones y sabe que varias veces al mes le tocará salir de las Cortes con la cabeza gacha. Incluso esta victoria esencial le va a costar una negociación dura, tensa y larga. Primero tiene que empatar la votación de las enmiendas a la totalidad y luego conquistar, millón a millón, el favor del diputado de Nuevas Canarias. El PSOE no va a colaborar aunque, salvo que gane las primarias Pedro Sánchez, tampoco ofrecerá una resistencia enconada.

El objetivo se llama 2018. Con una prórroga automática el marianismo puede plantarse en la siguiente primavera e incluso, a costa de un fuerte desgaste, aguantar hasta otoño por las malas. Rajoy es un político con muchas costras y muy pocos dogmas; todo lo que le falta de sensibilidad, de empatía, le sobra de calma. Desde el principio es consciente que en este mandato le tocaba una gestión enojosa, retorcida, pragmática. Su principal lucha es contra el calendario y por eso este presupuesto decisivo: si lo saca ganará dos años de una tacada.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 02/04/17