Liu Xiaobo

EL MUNDO 14/07/17
F. JIMÉNEZ LOSANTOS

LA VERDADERA historia del comunismo es la de sus víctimas. Sus verdugos son la historia real de su Mentira, la que les permite matarlas. Pero la verdadera historia de la banda comunista ETA se resume en la de Miguel Ángel Blanco. Y la del comunismo chino, el más poderoso del mundo, se actualiza cada día en la muerte de sus presos políticos. Ayer, tras un mes desahuciado –no era Bolinaga, síntesis de la verdadera historia de Rajoy y la ETA– murió Liu Xiaobo, el más famoso disidente del régimen comunista chino, que ha logrado unir lo peor de Occidente y de Oriente en el Capitalismo de Camaradas, el mismo que rige en Cuba, Venezuela o la antigua URSS, y que es lo que aquí llamamos «capitalismo de amiguetes», pero con un seguro de retorno: Gulag, Laogai, La Cabaña o Ramo Verde.

El Capitalismo de Camaradas, mafia de Hijos del Partido que explota en régimen de monopolio el Estado comunista, pasa en los lobbies de Occidente por ser un régimen de propiedad privada. Falso. No hay propiedad donde no hay libertad para usarla, empezando por el derecho a disponer de uno mismo, su familia, su obra y sus ideas. Es lo que se negó a Liu Xiaobo y se niega a su esposa Liu Xia.

Recordando a los caídos de Tienanmen en sus Elegías del 4 de Junio (Ed. Kailas), dice Xiaobo: «Los vivos deberían, realmente, cerrar sus bocas y dejar hablar a las tumbas; dejar a las almas de los muertos enseñar a los vivos lo que significa vivir, lo que significa morir, lo que significa estar muerto pero todavía vivo».

EcuRed, una de las infinitas páginas de propaganda castrista, tal vez actualizada por Zapata –guionista en la isla-cárcel que ayer dejó Podemos para no pagar la cuota del Kapitalismo de Kamaradas–, dice de Xiaobo: «En entrevista concedida en 2006 manifestó que, celebra la guerra estadounidense contra Irak como medio de exportación de la democracia. O sea, estamos en presencia de un personaje que invoca directamente la dominación colonial contra su propio país y también, indirectamente, la guerra de agresión, esas palabras evidencian el verdadero carácter de sus sueños. Un sueño que le ha valido tanto para hallarse detenido en las prisiones chinas como para recibir el «Premio Nóbel de la Paz» (resic).

Los sepulcros blanqueados del comunismo (los podemitarras) están condenados a injuriar eternamente a sus muertos.