Lo que diferencia Crimea

ABC 25/03/14
EDURNE URIARTE

· A los nacionalistas catalanes sólo les queda un argumento de peso, porque sí. Pero esa razón no vale en las democracias avanzadas

Entre hipócrita y miedoso me parece el enfado suscitado por la comparación entre Cataluña y Crimea. Como si no la tuviéramos todos en mente. Además de la de Escocia, claro está. Pero sobre todo Crimea, por su actualidad y por otra razón obvia. Que allí, en Europa, en ese supuesto bastión defensivo frente a los independentistas, se ha producido una declaración unilateral e ilegal de autodeterminación. Y dadas las amenazas nacionalistas catalanas sobre un referéndum unilateral e ilegal, el rechazo de la comparación es propio del miedoso que niega la realidad o del hipócrita que prefiere hablar de asuntos menos espinosos.

Otra cosa es el acierto de las comparaciones, en especial la más polémica por venir de donde venía, la del ministro de Exteriores, con aquello de que la diferencia esencial está en la ilegalidad y rechazo de la comunidad internacional. Cuando es ahí donde podrían encontrarse precisamente inquietantes paralelismos, dada la amenaza catalana de hacer lo mismo que Crimea, con una acción unilateral e ilegal de autodeterminación a pesar de la oposición de la comunidad internacional. Y tras ver que, he aquí el dato más preocupante de todos, Crimea ha demostrado la viabilidad de una declaración ilegal de independencia ante la impotencia e incapacidad de acción de la Unión Europea.

La gran diferencia con Crimea está en otro lugar, en el papel de Rusia, en la evidencia de que una declaración ilegal contra la comunidad internacional sólo es posible con la protección y/o anexión de una gran potencia como Rusia. Y que es difícilmente viable, si no imposible, sin una Rusia que acoja a los secesionistas catalanes. A ello se añade la legitimidad histórica que puede tener un territorio que ha sido parte de Rusia frente a la nula legitimidad histórica de una Cataluña que ha sido siempre España. Lo que no debe hacer olvidar otro paralelismo que sí existe con Crimea, el conflicto étnico de ambos lugares, origen de todos los problemas y que no depende de la existencia de diferencias raciales sino de los sentimientos de identidad siempre muy caprichosos.

La comparación más inquietante, piensan muchos, es con Escocia y no con Crimea. Porque Escocia demostraría la posibilidad de un referéndum democrático de independencia en la Europa Occidental, permitido por el Gobierno británico y negado por el español. Una comparación enfangada por la torpeza de algunos analistas españoles desconocedores de las diferencias legales e históricas. Porque más allá del común conflicto étnico que comparten Cataluña, Escocia y Crimea, hay dos diferencias esenciales con el caso escocés: la inexistencia de legitimidad histórica para Cataluña frente a la que sí existe para Escocia y la diferencia constitucional que permite el referéndum escocés y no el catalán.

A los nacionalistas catalanes sólo les queda un argumento de peso, porque sí, porque ellos desean hacer ese referéndum. Pero esa razón no vale en las democracias avanzadas, sólo funciona con una potencia como Rusia detrás.