Los apuros del PP

EL CORREO 19/01/15
TONIA ETXARRI

· El homenaje de los populares a las víctimas del terrorismo, hoy en Bilbao, pretende mantener la memoria de la persecución de ETA a tantos ciudadanos inocentes

Les queda poco tiempo. Tenemos el calendario salpicado de citas electorales. Las municipales/forales en mayo. Las generales en cuestión de 10 meses. Los catalanes, con ración extra el 27 de setiembre. Y los socialistas andaluces, con el alma en vilo ante una posible convocatoria de comicios autonómicos adelantados. Poco tiempo para la asimilación de los cambios que se van produciendo en nuestro país, aunque los partidos de la oposición se muestran impacientes por ofrecerse como la garantía del cambio. Un eslogan original, donde los haya. De todos ellos el PSOE, a pesar de las prisas por medirse en las urnas, modula sus tiempos porque ve que Pedro Sánchez no acaba de convencer como el líder del recambio y las encuestas le ven por detrás de Podemos. Pero quien se siente más apremiado en este tiempo de prórroga es el PP. Agobiado por el último golpe que le ha dado la Fiscalía anticorrupción por su acusación en la trama Gürtel, sigue con un ritmo descompensado entre lo que quiere hacer y lo que hace. Hasta el punto de dar la sensación, a veces, de estar contraprogramando a los acontecimientos.

En el vídeo que acaban de poner en circulación para convencer a su electorado, aparecen cinco dirigentes (presidente Rajoy incluido) intercambiando impresiones y mostrando su preocupación por no estar sabiendo explicar que el Gobierno ha logrado enderezar la economía. Siguen, pues, cayendo en el error de aferrarse al discurso del Ibex 35 y al de la prima de riesgo, cuando parecía que habían dado el salto al mensaje político desde la farsa de la consulta independentista del pasado 9 de noviembre en Cataluña. Ayer el propio presidente de Ejecutivo volvió a su tema preferido atreviéndose a pronosticar la creación de un millón de empleos en dos años.

Las últimas encuestas le dan una ligera recuperación. Pero no le queda mucho tiempo para convencer a los desencantados. Con la llegada de Alfonso Alonso al ministerio de Sanidad está logrando cambiar la imagen maltrecha que dejó su antecesora. Pero el PP no está demostrando, además de cierta capacidad de reacción, una iniciativa constante en materias sensibles.

Tras la matanza de París, ha recuperado un endurecimiento en el recurrente debate entre seguridad y libertad, que no ha dejado indiferente a nadie. En este país se conoce, por desgracia, la asignatura de la lucha contra el terrorismo. La necesidad de defender a la ciudadanía de los fanáticos sin que vean recortadas sus libertades. Y todo el mundo sabe que la alternativa a la seguridad no es la libertad sino el riesgo. De la misma forma que todo el mundo sabe, aunque muchos no lo compartan, que hasta que no se promovió la Ley de Partidos, no se empezó a ganar la batalla contra ETA. Quizás por eso, en su plan integral contra el yihadismo, el Gobierno del PP cuenta, en principio, con la complicidad del PSOE para un gran pacto de Estado que pueda demostrar una fortaleza política similar a la que ha exhibido Francia en medio de la tragedia.

La sentencia del Tribunal Supremo, rechazando las excarcelaciones de presos por las rebajas de penas cumplidas en otros países de la Unión Europea le ha dado la razón al gobierno. Pero no le ha acercado a las víctimas más críticas. La muerte de Bolinaga, el secuestrador de Ortega Lara cuya excarcelación por enfermedad terminal provocó decepciones en algunas asociaciones de víctimas del terrorismo con el Gobierno del PP, ha vuelto a sacar a la luz los desencuentros de los últimos años. El Ejecutivo de Rajoy afronta sus últimos meses de legislatura entre dos fuegos. Quienes le consideran traidor porque debía haber impedido que se legalizara a los herederos de Batasuna. Y quienes le califican de inmovilista, desde el PNV a la izquierda abertzale, por no favorecer el acercamiento de los presos de ETA a las cárceles del País Vasco. Le está resultando mucho más difícil atravesar las llamas del primer fuego. El de las víctimas, que han convocado una manifestación para el próximo domingo.

Hace tres años Mari Mar Blanco consiguió atraer a la AVT en un acto de conmemoración por su hermano en Bilbao. Ángeles Pedraza, Maite Pagazaurtundua, entre otras. Necesitaban oír al Gobierno que iba a permanecer «firme y sin flaquezas» frente a las presiones del entorno terrorista. Y eso fue lo que les dijo Rajoy. Pero no se cerraron las heridas. La desconfianza sigue latente. El PP hoy homenajeará a las víctimas en un acto en Bilbao que clausurará María Dolores de Cospedal. Un acto organizado a última hora . Que puede parecer una respuesta por adelantado a esa manifestación convocada por la AVT pero que han preparado a conciencia. El PP vasco, a diferencia del PNV y el PSE, por ejemplo, todavía no tiene perfilados sus candidatos a las municipales. Va retrasada Arantza Quiroga. Contagiada, quizás, por los ritmos de Rajoy en estos menesteres. Pero se van a dedicar esta semana a las víctimas del terrorismo. Les parece injustas las críticas procedentes de algunos ciudadanos que tanto sufrieron por culpa de ETA y que han formado parte de su «familia política».

Se sienten en la obligación de seguir homenajeando a las víctimas de ETA, aunque algunos hayan abandonado sus filas y su voto. Porque ésa ha sido su historia. La de la persecución que los fanáticos ejercieron contra ellos y los socialistas, junto a periodistas, empresarios y cuerpos policiales, entre otros. Se cumple el próximo viernes, el vigésimo aniversario del asesinato de Gregorio Ordóñez. Le rendirán homenaje su familia y sus amigos íntimos por una parte. Y el PP por otra.