«Los contactos fueron más allá de lo ideológico»

En Las conexiones de ETA en América (Debate, 430 pesos) repasa el periplo político y personal de varios de los integrantes de la banda terrorista por el continente incluyendo su vínculo con el MIR chileno, las FARC colombianas y los tupamaros uruguayos con quienes tuvieron trato, por lo menos, hasta mediados de la década de 1990. Emprendimientos comerciales, entrenamiento militar y toda una red de solidaridad continental.

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La cuestión. ¿Cómo se fortaleció el vínculo de la banda terrorista vasca y los tupamaros uruguayos?
La respuesta / Las conexiones de eta en América.

Florencio Domínguez es uno de los periodistas españoles que más ha seguido a ETA y sus trabajos han sido premiados. En Las conexiones de ETA en América (Debate, 430 pesos) repasa el periplo político y personal de varios de los integrantes de la banda terrorista por el continente incluyendo su vínculo con el MIR chileno, las FARC colombianas y los tupamaros uruguayos con quienes tuvieron trato, por lo menos, hasta mediados de la década de 1990. Emprendimientos comerciales, entrenamiento militar y toda una red de solidaridad continental.

La llegada de los etarras a Uruguay contó con el apoyo expreso de los antiguos tupamaros, los mismos que a principio de la década de 1970 habían sido un modelo inspirador para ETA. En 1972, ETA y el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros habían suscrito un comunicado conjunto titulado «En apoyo a la lucha del pueblo uruguayo y su vanguardia revolucionaria, los tupamaros».

En ese escrito, ETA apoyaba «activamente la lucha llevada a cabo por los tupamaros para la implantación del socialismo en Uruguay» y condenaba «enérgicamente la represión emprendida por la burguesía interna en estrecha colaboración con el imperialismo yanqui».

A mediados de la década de 1980, con el fin de la dictadura militar uruguaya y el retorno de la democracia, los tupamaros se incorporaron al juego político. Sus líderes salieron de la cárcel y de los cuarteles militares en los que estaban encerrados para dirigir un partido político en el que la tradición de volver a las armas seguiría viva durante prácticamente una década.

En el momento de la incorporación de los tupamaros al sistema democrático volvieron a restablecerse los contactos con ETA, contactos que fueron más allá de la mutua simpatía, de las afinidades ideológicas y de las coincidencias en la actividad armada. (…)

Uno de los dirigentes del MLN-Tupamaros, Jorge Zabalza, reconoció públicamente estas relaciones con ETA en un libro biográfico, Cero a la izquierda del periodista Federico Leicht, que apareció en octubre de 2007.

Zabalza afirmó que el apoyo a ETA «era un compromiso con quienes desde 1985 los habían apoyado en varios momentos difíciles». (…)

En una entrevista aparecida en la revista Sudestada a raíz de la publicación de libro, Zabalza afirma que los tupamaros «desde finales de los ochenta apoyamos solidariamente la radicación de vascos perseguidos por los grupos paramilitares que armaba el gobierno socialista de Felipe González» y añade que «al mismo tiempo, por internacionalismo, ellos contribuyeron a `salvar` las finanzas de CX 44 Radio Panamericana».

La ayuda de ETA a la emisora de radio CX 44 se tradujo en la entrega de 50 mil dólares a través, presuntamente, de un tupamaro apodado Kiko, que había mantenido contactos en Francia con la organización terrorista. El dinero aportado por ETA supuso nada menos que la mitad de los fondos que el MLN necesitaba para la radio entre 1992 y 1994. Otros 30 mil dólares los había conseguido el propio Zabalza en Perú de manos del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru.

Además de la versión de los tupamaros, la historia se ve corroborada por un documento intervenido por la policía francesa en marzo de 1992 a la cúpula de ETA, capturada en Bidart. Se trata de una hoja con un breve texto manuscrito que parecía una orden de pago: «Egin igartzeko («Hacer para enviar»). Panamericana CX 44. 18 de Julio 965. 2° Piso. Montevideo. Uruguay».

La financiación de la emisora de radio se había convertido en un serio problema para los dirigentes tupamaros, algunos de los cuales habían hipotecado su propio patrimonio personal. Ese fue el caso, por ejemplo, de José Mujica, actual presidente de Uruguay, quien hipotecó una chacra que había comprado con su mujer en Rincón del Cerro, cuando salió de la cárcel. Mujica obtuvo 42 mil dólares mediante esa hipoteca y destinó el dinero a financiar la emisora de radio, sin recuperar los fondos, hasta el punto de que para levantar la hipoteca tuvo que vender la casa de su madre.

Tales apuros financieros fueron los que llevaron a los líderes del MLN a buscar ayuda económica en grupos terroristas amigos, entre ellos ETA.

Estudioso a fondo

Domínguez, egresado de la Universidad de Navarra, es uno de los expertos en ETA: tiene más de 10 libros publicados sobre los violentas separatistas vascos.

El País (Uruguay), 26/3/2011