Los errores y los timos

EL MUNDO – 09/02/16 – VICTORIA PREGO

· El manejar las variables políticas desde un laboratorio de ideas tiene el inconveniente gravísimo de que el dibujo final no tenga nada que ver con la realidad en la que pretende encajarse. Y eso es lo que le ha pasado a Mariano Rajoy con sus previsiones sobre el movimiento de fichas políticas –e institucionales, lo cual es aún peor– tras el 20-D: que nada ha sido como estaba diseñado.

Y ahora se encuentra el presidente del Gobierno con más de siete millones de votantes detrás,pero con el cesto completamente vacío de negociaciones porque todos los movimientos se están produciendo al otro lado de su frontera.

Lo que Rajoy pretendía, un gran pacto PP, PSOE y Ciudadanos para abordar una legislatura efectivamente reformista, estaba lleno de sentido pero carecía de toda viabilidad desde el momento en que los socialistas –todos los socialistas, no sólo Pedro Sánchez– le negaron desde el primer instante cualquier posibilidad de acuerdo. Era, por tanto, un proyecto muerto antes de nacer y el hecho de fiarlo todo al agotamiento del PSOE y –lo que constituye un notable error de apreciación de la realidad– a la victoria de los históricos y sensatos socialistas sobre los jóvenes e intrépidos nuevos dirigentes, ha desembocado en el panorama que ahora contemplamos. Porque las senectudes del PSOE podrán protestar todo lo que quieran, pero la aplastante verdad es que el Comité Federal del partido está permitiendo a Pedro Sánchez actuar con plena libertad en su temeraria pretensión de cuadrar el círculo a base de trucos de ocultación que no resisten un análisis mínimamente serio.

Porque todos estos avances que está logrando el equipo negociador del PSOE y que se traducen en que ¡oh maravilla! Ciudadanos y Podemos, los dos al unísono, se encuentran muy cerca de alcanzar acuerdos con el PSOE, esconden una trampa inaceptable: la cuestión del desafío independentista catalán ha sido clamorosamente apartada de la mesa negociadora. Es decir, el problema más grave, el que va a determinar el futuro de España y el que está llamando ahora mismo a las puertas del país, está ausente de estas conversaciones. Y hay que decir ya que cualquier pacto, sea de la índole que sea, que ignore esta cuestión será un pacto construido sobre una mentira intolerable. Y que los españoles no deberían aceptar juegos de manos de esta naturaleza que pretenden en último término tratar a los electores como si fueran estúpidos o supinamente ignorantes.

En una negociación todo se puede hablar aunque no se esté de acuerdo en las propuestas. Y también es cierto que es práctica habitual ir aproximando las posiciones y dejar para el final los grandes escollos. Pero es que ahora no estamos ante un proceso de pactos al uso, sino ante un desafío trascendental. Por eso, apartar de la mesa el asunto de la independencia pretendida de Cataluña y no dejar desde el minuto uno meridianamente claro qué es lo que pretende hacer cada uno y qué es lo que no está dispuesto a admitir en este asunto crucial, priva a toda la negociación de la mínima credibilidad exigible. Es un timo.

EL MUNDO – 09/02/16 – VICTORIA PREGO