Los expertos alertan del peligro de los yihadistas excarcelados

ABC 25/07/17

· Llamamiento a «no minimizar» la capacidad de Al Qaida, autora del 11-M

El «modelo español» de actuación policial y judicial contra el yihadismo está funcionando: las detenciones se anticipan para impedir sorpresas fatales y como resultado no se registra un atentado desde el 11-M. El precio es que las condenas que se imponen son leves –5,5 años de media en las 25 dictadas durante 2016–, las excarcelaciones llegan pronto y con ellas un alto peligro de reincidencia. El preso de Guantánamo Jamal al Harith, un británico que llegó incluso a dar conferencias sobre Derechos Humanos para Amnistía Internacional, acabó inmolándose con explosivos en Mosul. En nuestro país, Karim Abdesalam, alias «Marquitos», fue encerrado en 2013 por lo mismo que lo había sido siete años antes: enviar suicidas a Siria.

Operación anticipada, condena leve La pena media impuesta a los 25 condenados por yihadismo en 2016 en España fue de 5,5 años El entorno europeo Frenar los arrestos hasta reunir pruebas implica que haya investigados que logran cometer atentados

Esta realidad es uno de los factores que abonan la creencia de que, en adelante, «es difícil que el éxito policial se repita tras los dos años más letales» del yihadismo en Europa, reflexión que hacía esta semana el director del Programa sobre Terrorismo Global del Instituto Elcano, Fernando Reinares, en un debate en torno a la evolución de la amenaza desde el 11-M organizado en Madrid por esta institución, que contó con la presencia de su investigadora principal, Carola García-Calvo, y del responsable del Centro de Estudios sobre Seguridad de la Universidad de Georgetown, Bruce Hoffman.

«Las investigaciones desbaratan los planes y las voluntades de atentar, pero eso nos pone ante el riesgo de que en un periodo relativamente corto, unos años, salgan de prisión», y son muchos los que «cuando han tenido oportunidad, han vuelto a actuar», subrayó Reinares, que recordó que en países de nuestro entorno se invierte el coste de la toma de decisiones, más elevado a la hora de intervenir. Esto es, las operaciones de desmantelamiento se ralentizan a la espera de reunir evidencias incriminatorias de mayor calado, lo que se ha traducido ya en que ciertos atentados, «los más letales, han sido perpetrados por individuos que estaban siendo investigados».

España no está al margen de ataques. Y si Bruce Hoffman insistió en que «Daesh ha venido para quedarse» y no conviene confiarse en derrotas ilusorias, coincidió con el también catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos en alertar de que «Al Qaida no se ha ido» y que «volverá para golpear Occidente».

Fernando Reinares acaba de revisar la compleja, paciente y sigilosa planificación del 11-M que llevó a cabo la organización que lideraba Bin Laden para la reciente publicación de su libro «Al Qaeda’s revenge» («La venganza de Al Qaida»), del que extrae a modo de lección un llamamiento a «no minimizar» la «capacidad ni la complejidad con la que puede llegar a operar» ese grupo, que ha seguido creciendo en Yemen o Siria, por no hablar del Sahara africano.

Según el profesor Hoffman, Al Qaida permanece «entre bastidores», dejando que Daesh «ocupe toda la atención y reciba todos los golpes mientras reagrupa sus recursos para volver a actuar». No busca secuaces para mandarlos a los campos de batalla de Siria o Irak, –aseguró–, sino «para volver a los subterráneos, metros y trenes de cercanías» y ejecutar «una nueva forma de ataque terrorista». «Es un gran aviso que requiere de nuestra vigilancia», resaltó el investigador norteamericano, que expresó su preocupación por el hecho de que, 30 años después de su fundación, Al Qaida tenga una imagen de «extremistas moderados» frente a la crueldad de Daesh.

Lejos de las lecturas que consideran que los «lobos solitarios» autores de varios atentados en Europa son actores individuales, Reinares avisó de que sigue prevaleciendo la búsqueda de contacto con una organización de referencia, de modo que la actuación de esos terroristas es «un fenómeno organizado» con una estructura interna más «formal» de lo que parece.