Los imprevistos

 

Otegi pidió a ETA que mantuviera “intactos” los “compromisos y objetivos” del comunicado de alto el fuego de marzo del 2006. Dos días más tarde ETA sacó un comunicado en el que aseguraba que seguía en tregua y Batasuna se dio por satisfecha. Pero aquello no impidió que el terrorismo volviera más adelante porque las treguas, por definición, son temporales y la voluntad de utilizar la violencia seguía intacta. Como ahora.

Los disparos de una pareja de etarras contra una patrulla de gendarmes han provocado una disparidad de reacciones en el mundo de la izquierda abertzale. La coalición Bildu –formada por EA, Alternativa y supuestos independientes que enmascaran la presencia de Batasuna– reaccionó con una declaración patética y evanescente que no estaba a la altura de la gravedad del comportamiento de los terroristas. Bildu fue puesta en evidencia por la propia Batasuna que fue mucho más allá al rechazar el tiroteo y considerar que era una vulneración de la tregua. Entre una manifestación y otra habían pasado 24 horas. El tiempo parece ser cuestión clave en la respuesta de la izquierda abertzale ante los imprevistos.

Desde que los dirigentes de Batasuna presentaron los estatutos de Sortu para intentar conseguir la legalización y se comprometieron a condenar los atentados de ETA si se producían en el futuro, un par de episodios imprevistos ha revelado un mismo patrón de conducta del entorno político de la banda. El primero, la desarticulación el 1 de marzo de un comando de ETA en Vizcaya que tenía planes para atentar contra el lehendakari. El segundo, el tiroteo del fin de semana. Esos sucesos se han convertido en interpelaciones directas a Batasuna que ponían a prueba la sinceridad de su compromiso de desmarque de ETA.

La primera respuesta, tanto en marzo como ahora, fue evasiva, eludiendo cualquier pronunciamiento firme respecto al terrorismo. Después vieron cómo desde el Gobierno y desde otros ámbitos políticos vascos se denunciaba la insuficiencia de la declaración de la izquierda abertzale. El Ejecutivo, en ambas ocasiones, calificó con dureza esa respuesta inicial. Sólo después de percibir un rechazo contundente, Batasuna –con sus diversos ropajes– rectificó sacando una respuesta más comprometida.

No está claro si ese juego es intencionado, si trata de retrasar al máximo cualquier discrepancia con ETA, o es que la necesidad de buscar equilibrios internos no le permite dar pasos hasta que se da cuenta de son inevitables si quiere que sus promesas de desmarque de la banda tengan alguna credibilidad.

El lunes Batasuna formuló un llamamiento a ETA para que ratifique sus “compromisos de alto el fuego” y evite que se repitan situaciones como el tiroteo de los gendarmes. Las palabras elegidas son idénticas a las que utilizó Arnaldo Otegi el 8 de enero del 2007, tras el atentado de Barajas que rompió la tregua. Otegi pidió a ETA que mantuviera “intactos” los “compromisos y objetivos” del comunicado de alto el fuego de marzo del 2006. Dos días más tarde ETA sacó un comunicado en el que aseguraba que seguía en tregua y Batasuna se dio por satisfecha. Pero aquello no impidió que el terrorismo volviera más adelante porque las treguas, por definición, son temporales y la voluntad de utilizar la violencia seguía intacta. Como ahora.

Florencio Domínguez, LA VANGUARDIA, 13/4/2011