Los partidos soberanistas ganan en escaños, pero sin mayoría de votos

ABC 28/09/15

· La lista de Mas, lejos de su objetivo de conseguir la mayoría absoluta, queda en manos de la CUP
· Ciudadanos, segunda fuerza política

CDC y ERC bajan respecto a 2012 Junts pel Sí logra un número de escaños inferior a la suma de los obtenidos por CDC y ERC en 2010 y 2012, un total de 72 y 71, respectivamente El no «plebiscito» La CUP avisa a Junts pel Sí de que no se ha ganado el «plebiscito» planteado por Mas; tampoco hay una mayoría en votos que le de legitimidad

Desde la página 1 Junts pel Sí, la lista unitaria de la que forman parte Artur Mas (CDC) y Oriol Junqueras (ERC), ganó las elecciones autonómicas celebradas ayer al obtener 62 diputados, pero se queda a seis escaños de una mayoría absoluta (el Parlamento catalán se compone de 135 escaños) que le permita gobernar sin ataduras.

Tal como apuntaban los sondeos de intención de voto, la coalición –y el futuro de Mas– queda en manos de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), que logró 10 escaños y comparte su objetivo de la ruptura con España, aunque con postulados de extrema izquierda y favorables a la desobediencia y la secesión exprés. Sin embargo, aunque Junts pel Sí y CUP suman 72 diputados, no alcanzan la mayoría en votos (se quedan con el 47,8% de los votos), requisito que la propia formación antisistema había exigido con la finalidad de evitar una fractura social.

El número de diputados de Junts pel Sí es muy inferior a la suma que CDC y ERC obtuvieron en 2010 y 2012, un total de 72 y 71, respectivamente, algo que invita a la autocrítica. Por contra, la CUP triplica su número de diputados al pasar de tres a 10 con Antonio Baños al frente. En los próximos días, la CUP desvelará si pide la cabeza de Mas –a quien identifica con el capital y la corrupción– u opta por la abstención «para no hacerle el juego al Estado», como ha asegurado Baños. Anoche marcó distancias con el ganador, abonando así la tesis de un nuevo adelanto electoral en pocos meses.

La participación, la más alta en unas autonómicas en Cataluña, un 77,4 ha sido clave en unos comicios a los que Artur Mas daba categoría de plebiscito ante la imposbilidad de celebrar un referéndum oficial sobre la independencia. Un plebiscito que se ha vuelto en contra del líder de CDC, pues al no lograr una mayoría en votos, su legitimidad para seguir adelante con el proceso secesionista queda seriamente comprometida.

También se han cumplido los presagios respecto a Ciudadanos, que presentaba a Inés Arrimadas como presidenciable y que se convierte en la segunda fuerza del hemiciclo catalán. La formación naranja se dispara y pasa de nueve a 25 diputados (17,9% de los votos), sobre todo gracias al aumento de electorado en el área metropolitana de Barcelona, lo que le permite dar el «sorpasso» respecto a otras fuerzas constitucionalistas como PP y PSC.

El revulsivo que, para el electorado popular, suponía el relevo de Alicia Sánchez-Camacho por Xavier García Albiol, no ha evitado frenar la fuga de votos y pasa de 19 a 11. Menos sangrantes han sido los resultados de los socialistas catalanes, que con Miquel Iceta como presidenciable y el líder del PSOE Pedro Sánchez presente en buena parte de la campaña, han frenado su declive electoral y pasan de 20 a 16 diputados.

El debut autonómico de Catalunya Sí Que Es Pot, la coalición bendecida por Podemos, no estuvo a la altura de las expectativas –así lo reconoció anoche su candidato, Lluís Rabell– y logra 11 diputados, una cifra inferior a los 13 escaños que Iniciativa per Catalunya –diluida en la lista– obtuvo en 2012. Fracasa así el intento de repetir la fórmula que convirtió a Ada Colau en alcaldesa de Barcelona, confirmando el declive de la formación liderada por Pablo Iglesias.

Terceras elecciones
Los resultados descubren el secreto mejor guardado por unas encuestas muy discrepantes respecto al papel que jugaría Unió Democràtica de Catalunya (UDC), que por primera vez se presentaba en solitario con Ramon Espadaler como cabeza de lista, tras su ruptura con sus socios de Convergència. Finalmente, los socialcristianos no han obtenido representación, a pesar de que aspiraban a captar el voto tradicional y moderado de CiU.

Las de ayer fueron las terceras elecciones celebradas en Cataluña en menos de cinco años. El motivo es puramente partidista, ya que de esta forma, Artur Mas ha escondido su gestión –marcada por los casos de corrupción que afectan a Convergència y los recortes en política social– detrás del pulso independentista contra el Gobierno. A través de este uso y abuso de las urnas, ha ocultado también las siglas de Convergència y, posiblemente, su futuro, pues a partir de hoy se abre un escenario de pactos que, como ya avanzó ABC, no pasan por investir presidente a Artur Mas. 

Es inevitable comparar los resultados de ayer con los del simulacro de consulta organizada por el Gobierno de Artur Mas el 9 de noviembre, ya que las elecciones celebradas ayer eran planteadas por las formaciones secesionistas como una causa-efecto de esa votación, impugnada por el Tribunal Constitucional. En aquella ocasión, un total de 2,3 millones de personas participaron, de las que 1,8 millones votaron «sí» a la independencia. Hay que tener en cuenta que votaron los menores de 16 años y no había un censo oficial, por lo que sobre un supuesto de electorado de 6,3 millones, dos de cada tres catalanes se negaron a participar en la consulta. El 27-S ha venido precedido de una campaña protagonizada por el desembarco de dirigentes nacionales, dada la proximidad de las elecciones generales, previstas para diciembre. Por los mítines y actos celebrados estos quince días han desfilado el citado Pedro Sánchez, así como el presidente del PP, Mariano Rajoy; el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y el de Podemos, Pedro Sánchez.