Los puntos flacos de Cataluña: inversión extranjera y competitividad

EL ECONOMISTA  26/11/14
FERRAN BRUNET, PROFESOR DE ECONOMÍA EUROPEA DE LA UNIVERSITAT AUTÓNOMA DE BARCELONA

Dos indicadores muestran la delicada situación en la que se encuentra Cataluña. En inversiones extranjeras, Cataluña logra atraer ¡seis veces menos que Madrid! En competitividad, entre las regiones europeas ¡Cataluña está en la posición 142 y Madrid está en la posición 57! Realmente, gravísimo.

Analicemos primero las inversiones. Según datos del registro de inversiones del Ministerio de Economía y Competividad, la inversión productiva excluyendo las operaciones financieras y en valores realizadas entre 2011 y el primer semestre de 2014 en Cataluña fue de 9.894 millones de euros mientras que en la Comunidad de Madrid fue de 36.600, tres veces más. Esta desproporción en el destino de inversión productiva entre regiones cuyo PIB es semejante se acentúa: en el primer semestre de 2014, Cataluña recibió 235 millones y Madrid, 1403 millones, seis veces más.

Está clarísimo: Madrit ens roba? las inversiones que los separatistas catalanes ahuyentan. La coyuntura es, pues, mala y puede llegar a ser malísima. El desafío de los separatistas catalanes tiene consecuencias, tiene efectos, tiene un precio que pagan, en primer lugar los propios catalanes, que ya ahora son más pobres.

Índice de competitividad
Tras este indicador de coyuntura de la economía catalana (pésima), analicemos seguidamente un indicador de su estructura, como es el índice de competitividad regional realizado por el Joint Research Centre de la Comisión Europea en base a 13 parámetros disponibles para 262 regiones de la Unión. La posición global de Cataluña (142) y la de Comunidad de Madrid (57) resulta de agregar las posiciones parciales obtenidas en varios grupos de indicadores. Veámoslos. Cataluña y Madrid obtienen las mejores posiciones en Salud (respectivamente, lugares 17 y 2). Le siguen Educación superior y continuada (107 y 15), Sofisticación empresarial (94 y 19), Tamaño del mercado (94 y 32), Infraestructuras (95 y 61), Innovación (140 y 48), Capacidad tecnológica (141 y 135), Instituciones (185 y 172) y Eficiencia del mercado de trabajo (209 y 170).

En suma, salvo en Salud, en todos los pilares de la competitividad Cataluña y Madrid están muy lejos de los primeros puestos europeos, en varios pilares ambas regiones (y la mayor parte del resto de España) están en el último tercio de Europa, y en todos los pilares Madrid es más competitiva que Cataluña, siendo la distancia media entre ellas de 90 posiciones.

Al aunar los análisis de los indicadores de estructura y de coyuntura se deduce: la competitividad de la economía catalana es verdaderamente muy limitada; y las inversiones que huyen a otras regiones a la vista del riesgo que atizan los separatistas catalanes y el gobierno de la Generalitat, determinan un futuro en el que la competitividad misma, la ocupación, la renta y el bienestar de los catalanes serán notablemente inferiores. Si el disparate de la independencia se consumara, la capacidad económica y el atractivo de Cataluña se hundirían. Por tanto, los inversores en su sano juicio -que son la enorme mayoría, por vocación o por obligación- huirían. Es fácil prever en qué lugar acabaría Cataluña.

Por lo demás, hasta que no termine el reto separatista, Cataluña estará cada vez peor. ¿Adónde han ido, van e irán las inversiones que los separatistas catalanes, de la mano de los antisistema, disuaden con tanto ahínco y con tanta eficacia? ¡A Madrid! En un mundo global, y especialmente allí dónde imperan la democracia y la libertad, la clave de la economía son la confianza, la estabilidad, la calidad de la regulación y la seguridad jurídica. De todo ello carece hoy Cataluña.

Cataluña: puesto 142, por ahora. Con estos mimbres, y vista la política de la Generalitat secesionista, podemos imaginar cómo sería el paraíso independentista. Ni Cataluña se asemeja a Suiza ni sería Dinamarca; yendo muy bien, podría ser como un Gibraltar, normalmente sería un Kosovo y probablemente sería una Somalilandia: en cualquier caso, la independencia sería un negocio ruinoso.

Fer volar coloms es la especialidad de los separatistas catalanes, y a fe que un poco más y consiguen vender su nuevo país de Europa, dónde tots serem rics i plens. Naturalmente, sus deseos contrarían la realidad, la verdad, la razón, la democracia, la legalidad y el sentimiento, el interés y la voluntad de la mayor parte de los catalanes y españoles. Pero, además, las ínfulas de los separatistas catalanes carecen de cualquier base, son absolutamente insostenibles: como hemos visto, Cataluña 142, Madrid 57; Madrid recibe seis veces más inversión extranjera que Cataluña. Los somia-truites y demagogos catalanes van a ver pronto cómo sus despropósitos chocan con la realidad legal y económica. Ojalá los daños colaterales de su aterrizaje sean limitados.

El separatismo catalán azuza, ahora ya a toda España; y ante la partida perdida, afrentará a la Unión Europea y al mundo. No obstante, antes de concluir conviene señalar que salvo Madrid, País Vasco y Navarra, todas las regiones de España están por detrás de la media europea en competitividad. En este panorama, agudo para Cataluña y poco halagüeño para las perspectivas del desarrollo de España, a todo esto, los españoles andamos -otra vez-, algunos enzarzados en caza mayor, y otros debatiendo si serán galgos o podencos.