Luis, digo, Koldo

El PNV estaría tratando de ganar tiempo no tanto como para mantener el plan Ibarretxe como cebo de cara a las autonómicas, como se ha dicho, sino para no meterse de momento en el lío de tener que decidir si da marcha atrás.

Dicen que viajar amplía horizontes. Será según y conforme. Cierto, si uno se va, pongamos por caso, a Las Landas, no tendrá más que horizonte. También pinos, pero los árboles no le impedirán ver el bosque. Ni tampoco el mar. Parece lógico, pues, que busquen eso quienes en su tierra no pueden disfrutar más que de un paisaje retorcido y accidentado, carente de horizonte y tan cubierto que los eclipses y otros fenómenos astronómicos sólo pueden verse, tiene narices, por Internet. Digo que debido a todo eso y algo más no resulta sorprendente que toda la costa landesa aparezca atiborrada de gente de nuestros pagos y, por consiguiente, de nuestras lenguas. Pero principalmente de una que, como se siente minorizada, se contagia del horizonte y quiere mostrarse preponderante o socialmente mejor vista. De lo contrario no se explica que en un pueblo como el Vieux Boucau una muchacha titubee al dirigirse a su marido y se corrija interpelándole: «Luis, digo, Koldo».
Y ésa es la foto. Me refiero a que la frase va más allá de los complejos lingüísticos y nos retrata, tal vez debido a ellos, perfectamente. La prueba la constituye el hecho de que Ibarretxe se haya expresado de la misma manera. Ocurrió el otro día cuando le preguntaron -o no le preguntaron, pero quiso responder como si la ciudadanía en pleno lo hubiera hecho a gritos- acerca de su propio plan y contestó que seguramente no se votaría en el Parlamento allá por septiembre, cuando estaba prevista. Espíritu que la portavoz Azkarate tradujo con una frase sublime: «El lehendakari estaría dispuesto a flexibilizar los plazos a fin de que el debate se produzca de manera serena». En suma, que el lehendakari se habría mostrado dispuesto a ampliar, digo, flexibilizar plazos y procedimientos: «Dar largas, digo, flexibilizar». Y, claro, en ese empeño contó enseguida con la colaboración inestimable del señor Atutxa, digo, de mister Flexibilización, un hombre que flexibiliza en cuanto puede el reglamento de la Cámara para votar cómo a él le dé la real gana y se ofrece a flexibilizar el reglamento de su propio partido -«Se debe interpretar de manera flexible»- cuando un tribunal interno tiene alguna duda acerca de si Urkullu puede presentarse en Vizcaya por tercera vez dado que el nuevo reglamento dice que nadie se puede presentar más de dos.

Está claro, pues, que el «Luis, digo, Koldo» nos es consustancial. Pero, ¿por qué? ¿Por qué el lehendakari piensa que es necesario flexibilizar, digo, alargar los plazos y reblandecer los procedimientos? Hay quien cree que lo hace para atraerse al PSE por aquello de que con tiempo y caña… Sin embargo, el propio PSE está manteniéndose firme en sus trece de que no pasará por el plan Ibarretxe, sino que aceptaría otra cosa muy distinta, mejorar el Estatuto partiendo del Estatuto. Vamos, que el PSE no parece que se esté dejando convencer, digo, flexibilizar. Todo apuntaría, más bien, a que el PNV estaría tratando de ganar tiempo no tanto como para mantener el plan Ibarretxe como cebo de cara a las autonómicas, como se ha dicho, sino para no perderlo como tal, es decir, para no meterse de momento en el lío de tener que decidir si da marcha atrás. Ganadas las elecciones, tendría cuatro años por delante para enfrentarse a la más que segura desactivación del mismo, pero ya en un contexto distinto, el de la probable desaparición de ETA por derribo policial y consunción. No es probable, pues, que desee ampliar su mayoría para utilizarla en beneficio del plan, sino para gobernar más a gusto. Porque tal como pintan las cosas con un interlocutor enfrente que le ha quitado el monopolio de la bondad y las buenas maneras va a resultarle muy difícil seguir por la senda de la secesión apelando a lo mal que le trata España (mientras aparenta que no quiere salirse de ella ni mucho menos). Asegurarse una mayor mayoría podría servirle por ejemplo para prescindir de su socio EA en una cuestión de tanto calado, ya que los de EA (y Arzalluz) no parecen dispuestos a dejarse Luis, digo flexibilizar. ¿O será Koldo?

Javier Mina, EL PAIS/PAÍS VASCO, 10/5/2004