Mañana

DAVID GISTAU – ABC – 18/08/15

· Los parlamentos quedarán como antiguallas burguesas, sin agallas para resistirse a los mandatos populares expresados en las webs de Podemos.

El Ayuntamiento de Madrid hace ya experimentos precursores de un nuevo tipo de representación que no pasa por el parlamento, sino por la web, versión tecnológica del soviet, o asamblea. Trasladada allí la legitimidad, los parlamentos, de los que ya decía el 15-M que «no nos representan» –sólo la Puerta del Sol lo hacía–, quedarán como antiguallas burguesas, contaminadas además por residuos de la casta, sin agallas para resistirse a los mandatos populares expresados en las webs de Podemos.

Sin que Pablo Iglesias haya hecho aún su entrada a lomos de un borriquito de Alberti, el pueblo ideológico se siente ya por anticipado tan «empoderado» que, con un agresividad que es toda ella reminiscencia histórica, ha comenzado a descartar todo cuanto quedaría proscrito en ese mundo diseñado por la ingeniería social que pretenden construir sobre los escombros del «régimen del 78». El afán de liquidación lo abarca todo. Desde la corrección en los callejeros de la excesiva presencia «borbónica» y el uso como coartada del antifranquismo para borrar a cualquiera que no coincida con el canon militante. Hasta elementos culturales como las corridas de toros, de las cuales este verano ha demostrado que no le serán consentidas al nuevo español.

Lo que ha ocurrido en el festival Rototom Sunsplash puede parecer una anécdota, pero es reveladora de todo esto. Una militancia mentalmente violenta e intransigente, que además siente que la hora española le pertenece, da rienda suelta, sin disimulo alguno, a sus odios y sus prejuicios. En este caso, el antisemitismo, pulsión vertebral de esa izquierda/web que va a refundarnos. Su fuerza es tal, y tan altanera, y tan dominante, que el director del festival se acobarda del modo más indigno posible y termina entregando la expulsión de Matisyahu, el artista al que primero hizo amago de defender en nombre de una serie de principios blablablá. A todas ésas, Matisyahu ha sido declarado execrable por defender la existencia del estado de Israel.

Pero la expulsión del cartel no es lo único. Al artista intentan someterlo a una humillación con la que se le ofrece expiar sus pecados, retractarse y decir en público la verdad verdadera, cuya luz no lo ilumina, pobre hombre. En definitiva, se le ofrece ser reprogramado sin pasar siquiera por el psiquiátrico, como ocurría en la URSS. Con la colaboración del director del festival, cuyo nombre no recuerdo, y espero vivir en adelante una larga vida sin llegar nunca a saberlo, a Matisyahu se le dice que podrá quedarse si primero expresa unas opiniones acerca de Palestina que alguien le lleva escritas para que no tenga ni que hacer el esfuerzo de improvisarlas. Así, si Matisyahu no encaja, ya es culpa suya, porque se le dijo cómo hacerlo.

¿Es una anécdota o es una advertencia, entre otras, de cómo será la España de mañana? Cruel, intransigente y con un afán de dominio que lo abarca todo, desde el callejero hasta la cultura.

DAVID GISTAU – ABC – 18/08/15