Mas condiciona ahora el 27-S al plan de Rajoy

EL MUNDO – 24/04/15

· Duran quiere agotar la legislatura y Junqueras exige erigir un nuevo Estado «limpio y justo»

Artur Mas siguió ayer poniendo en duda que las elecciones del 27 de septiembre acaben celebrándose y desconcertando al independentismo. Si el miércoles apuntó a ERC y condicionó la cita a la «estabilidad parlamentaria» en Cataluña, ayer dijo que la convocatoria también depende de Mariano Rajoy: afirmó que un adelanto de las generales también podría modificar sus planes.

El presidente de la Generalitat abona así una incertidumbre en la que hasta esta semana sólo había incidido el PP. Mas debe firmar el decreto de convocatoria de las elecciones autonómicas, que para Convergència y para Esquerra son también «plebiscitarias» sobre la independencia de Cataluña, el 3 de agosto. Se comprometió a hacerlo tras alcanzar en enero un pacto con Oriol Junqueras; pero si antes el 27-S era para los soberanistas de buena fe la culminación de un proceso guiado por la mano del pueblo, ahora el president titubea.

Paradójicamente, Mas insistió en sus dudas el día de Sant Jordi de 2015, que era la fecha prevista por la ANC para proclamar la independencia en un informe de marzo del año pasado. El presidente catalán dejó claro ayer que ese pronóstico era más que optimista, y, en esta ocasión, condicionó su hoja de ruta a los movimientos del Gobierno español, aunque no entra en ninguna previsión seria que Rajoy pueda adelantar las generales.

En un encuentro con corresponsales de la prensa extranjera en el Palau de la Generalitat, Mas dijo: «En lo que depende de mí, que es mucho, habrá elecciones en septiembre». Pero añadió que no todo depende de él; por ejemplo, la fecha de las elecciones generales. «¿Podría influir en nuestro calendario? Lo tendríamos que hablar en Cataluña», admitió.

Ante un auditorio formado por periodistas alemanes, brasileños, británicos, daneses, franceses, italianos, estadounidenses y suizos, el presidente de la Generalitat incidió también en las críticas a sus socios de ERC. Aunque dijo que «sería falso decir» que el Govern no tiene ningún tipo de estabilidad parlamentaria, afirmó que «no la tiene garantizada al 100%».

Mas quiere con estas presiones mostrar su disgusto porque ERC le obligó a comparecer en la comisión de investigación sobre el caso Pujol–allí tuvo que hablar de su principal tema tabú: el dinero de su padre en Liechtenstein– y advertir a Junqueras sobre futuras votaciones en el Parlament. En especial, las que afectarán al conseller de Salud Boi Ruiz y a su papel en la creación del polémico Consorcio Sanitario de Lérida.

Pero también subyace, y los republicanos son conscientes de ello, la voluntad de liderar el proceso soberanista. Como entienden que Mas busca blindarse ante eventuales problemas y presentar a ERC como culpable si finalmente no se votara el 27-S, en el partido han ordenado tranquilidad y mesura a todos sus dirigentes. Junqueras también se puso de perfil, aunque, como casi siempre, hizo una velada alusión a la corrupción de las que tanto molestan en CiU: «Lo importante es que votaremos, ganaremos y tendremos la opción de construir un nuevo Estado limpio y justo».

El líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, también vio la oportunidad de poner en duda la hoja de ruta suscrita por Mas y ERC. Empezó recordando que «Unió siempre ha sido partidaria de agotar la legislatura», cuyo fin natural es en 2016. «Vienen tiempos de incertidumbre política en Cataluña y en España, y si ganar un mes de estabilidad es ganar mucho, ganar seis meses es ganar muchísimo», remachó.

Las dudas de Mas provocaron toda clase de reacciones en la oposición. La líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, vio confirmadas sus sospechas y vaticinó que el 27-S no habrá elecciones por «la mala relación de pareja» del president y Junqueras. «Mas está empezando a culpar a ERC», aseguró.

Tanto Miquel Iceta como Albert Rivera pidieron sin embargo a Mas que mantenga su promesa. El líder del socialismo catalán le recordó el «valor de la palabra», mientras que el presidente de Ciutadans dijo que a Mas «le tiemblan las piernas» porque piensa en su «supervivencia», y le exigió «valentía» y que «cumpla».