Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

  • La financiación autonómica es un asunto lo suficientemente importante como para que lo gestione una ministra desnortada que carece de criterio y oscila más que un tentetieso

El Gobierno se tambalea -el PSOE aguantó en las elecciones a base de sacrificar a su aliado Sumar-, su inestabilidad se agrava -por culpa de su fragilidad parlamentaria- y su continuidad se complica debido a las incansables exigencias y a los interminables caprichos de sus aliados catalanes. Como ha dicho el presidente manchego Page «no se debe eternizar lo inviable».

¿Dice la verdad o echa lodo y lanza bulos como hacemos los demás? No sé, pero hemos visto la fuerza con la que se agarran al cargo quienes carecen de alternativa fuera del mundo de la política. Por ejemplo, la vicepresidenta Díaz que dimite, o no, de su cargo de coordinadora de Sumar, pero que ni siquiera ha amagado con dejar su otro cargo, el de vicepresidenta del Gobierno que le proporciona el sueldo, el coche, los asesores y los ayudantes que le pagamos entre todos y las ruedas de prensa y la notoriedad pública que cuelgan de él.

No es la única, a la ministra Montero le pasa algo parecido y ha decidido engañarnos para poder seguir. Para ello necesita el apoyo de los independentistas catalanes y se ha puesto en plan dadivoso. Ha prometido a Cataluña un nuevo sistema de financiación «singular» que «satisfaga sus necesidades». Genial, pero, ¿las demás comunidades carecen de necesidades o es que son menos acuciantes?

Esa financiación, que será «singular» tendrá en cuenta las «peculiaridades de esa comunidad». ¿Las demás comunidades carecen de «peculiaridades» o simplemente no es necesario tenerlas en cuenta? Aparte de pasarse al Tribunal Constitucional por el arco del triunfo y desobedecer sus órdenes; aparte de lanzar retos permanentes al Estado, aparte de incumplir las leyes lingüísticas; aparte de exigir la redacción de las leyes que decretan sus indultos, sus malversaciones y sus amnistías; aparte de tener el mayor déficit público debido a sus televisiones, embajadas y otras mamandurrias… ¿Qué más peculiaridades debemos considerar para justificar su «financiación singular»? ¿Por qué las demás comunidades no son tan «singulares» y deben conformarse con un sistema tan maltrecho como el común? ¿Cómo se ve todo esto desde las que más aportan o desde las que menos deben?

He escrito antes que la ministra y vicepresidenta primera nos miente. Lo digo porque, sin el mínimo rubor, asegura que no habrá negociación bilateral. ¿De verdad quiere que le creamos, quiere que pensemos que sin la exigencia independentista estaríamos hablando de esto? ¿Por qué sus propuestas bailan siempre al son de sus conveniencias partidistas y de sus necesidades particulares? Le desmiente hasta su socia, la propia Marta Rovira, actual cabeza visible de ERC que le pide que deje de decir tonterías y hable de multilateralidad.

Tiene razón. ¡Si ni siquiera van a las reuniones conjuntas! ¿Comprarán el paquete envenenado los Azcón, Ayuso, Moreno Bonilla, Mazón, etc, e incluso el mismo Page? ¿Cómo le explicarán a sus ciudadanos que deben sacrificarse para contentar a los catalanes? Ahora, de cara a la elección de president de la Generalitat y para buscar el apoyo a Illa de ERC, ha subido la apuesta y habla de condonación de «toda» la deuda catalana. Pero ¿qué broma es ésta?

Lo ha hecho justo en la misma semana en que el Banco de España anuncia un nuevo récord de deuda pública y -ya siento el fango-, cuando registra una subida de su porcentaje en relación con el PIB y desmonta el principal argumento de los que dicen que esto va bien.

Desde luego he estado en zocos morunos y en mercados persas (es una analogía desafortunada, espero que no se enfade nadie y me acuse de xenófobo) mucho más serios. La financiación autonómica es un asunto lo suficientemente importante y complejo como para que lo gestione una ministra completamente desnortada que carece de criterio y oscila más que un tentetieso.