Nicolás come casabe

EL MUNDO 28/08/16
RAÚL RIVERO

El problema más grave que tiene el presidente Nicolás Maduro para encarar el llamamiento de la oposición venezolana a tomar Caracas pacíficamente el próximo día 1 de septiembre es que está obligado a que actuar como el personaje que ha montado el comunista Nicolás Maduro. Es decir, el de un guía del proletariado, un redentor implacable, un hombre severo, un diosecillo autoritario, fiel a una parentela política donde aparecen desde José Stalin hasta los hermanos Castro.

Los opositores se proponen llevar a miles de ciudadanos de todo el país a la capital para exigir al Consejo Nacional Electoral que ponga una fecha fija para la próxima fase del referéndum revocatorio del presidente Maduro. Y en Toda Venezuela, en América Latina y en el mundo entero crece, minuto a minuto, la preocupación por la reacción del heredero de Hugo Chávez y la cuadrilla que le acompaña al frente del Gobierno.

El discurso violento que caracteriza a Maduro y, lo que es peor, la intensificación en los últimos tiempos de las medidas represivas en contra de los que no comparten sus ideas, indican que los venezolanos pueden inaugurar el mes de septiembre con una jornada conflictiva cuyo final nadie se atreve a predecir.

Varios especialistas en Derechos Humanos que observan la realidad venezolana de los últimos meses señalan dramáticos casos de torturas, detenciones masivas arbitrarias y la presencia, en todas esas operaciones, de los funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin)

Las bravuconadas de Nicolás Maduro relacionadas directamente con la cita convocada para septiembre en Caracas no son un simple ejercicio de memoria o un repaso de lo que aprendió en los cursos de la escuela del Partido Comunista de Cuba. No. Esas amenazas están respaldadas por acciones tan complejas como la reciente militarización de la ciudad por fuerzas del Ministerio del Interior.

El dirigente anunció que para el mes que viene realizará una «contraofensiva revolucionaria».

Nicolás Maduro dijo hace poco que le sabe a casabe la actitud que asuman Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA) ante la posición que él y sus amigos tomen frente a la manifestación opositora de septiembre. Ese es un mensaje también para Venezuela y para los demócratas que quieren una salida democrática para esa nación. El casabe es un pan de yuca que no sabe a nada. Ni a yuca.