Niños suicidas a 100 dólares en Afganistán

EL MUNDO – 30/11/15

· Vendido por sus padres a los talibanes, Zekirya, de 12 años, logró escapar antes de inmolarse.

· Tiene 12 años y estaba preparado para «alcanzar el paraíso a través del martirio», según declaró a fuentes policiales, pero en el último momento se arrepintió y escapó de la madrasa donde estaba siendo adoctrinado y preparado para cometer un atentado suicida en la provincia de Badghis, en el oeste del Afganistán.

La infame historia de Zekirya comenzó hace unas semanas cuando sus padres decidieron venderlo por 100 dólares norteamericanos, unos 7.000 afganis, a uno de los comandantes talibán que operan en el distrito de Qaisar, en la norteña provincia de Faryab y a pocos kilómetros de la vecina Badghis donde iba a inmolarse en nombre del islam.

De ahí fue trasladado «junto a otros niños vendidos a los talibán», según informó el Ministerio del Interior afgano, a un campo de entrenamiento que todavía no ha sido localizado por las fuerzas de seguridad.

Una vez en el campo, él y «otros seis niños», según Zekirya, empezaron su entrenamiento para convertirse en mártires de la causa de los talibán. «Les dije», refiriéndose a los insurgentes, «que yo no quería acabar hecho pedazos por una bomba, pero ellos insistieron en que si mataba a empleados gubernamentales tendría garantizado el ascenso al paraíso», añadió el chico.

Días antes de llevar a cabo su primer y último ataque, Zekirya decidió que su única alternativa era escapar de la madrasa y entregarse a las autoridades policiales. La oportunidad no tardó en llegar y escapó cuando estaba de camino hacia la vecina Badghis, donde iba a cometer el atentado.

Horas después, Zekirya se entregaba a las autoridades policiales afganas en Charshanbe Bazar, en el distrito de Qaisar, para luego ser trasladado a un centro juvenil que no ha sido revelado por razones de seguridad. Asimismo, Zekirya confirmó que «los otros seis niños también están siendo entrenados para convertirse en atacantes suicidas».

Además, el jefe policial de Faryab, Sayed Aqa Andarabi, explicó que «los niños están a las órdenes del mulá Qayoum», uno de los comandantes talibán que operan en ese distrito, y añadió que «los talibán siguen captando y comprando menores en la zona». Aun así, tanto el Gobierno afgano como Andarabi todavía no han informado sobre si se tomarán medidas legales contra los padres del niño.

Por su parte, el portavoz de los talibán, Zabihullah Mujahid, ha declinado pronunciarse al respecto a pesar de que en el pasado negó el uso por parte del grupo insurgente de niños soldado porque «contamos con tantos militantes muyahidinque son mayores de edad que no necesitamos utilizar a niños», según declaró a la agencia IRIN en 2011.

Son carne de cañón para un conflicto que apenas entienden y para el que han sido adoctrinados desde la más tierna infancia para luego ser escolarizados en el arte del terror y la muerte a través del martirio suicida.

La mayoría no tiene la suerte de Zekirya y nunca consiguen escapar y mueren por obligación o convencidos de que eso les llevará al paraíso. Son niños pero entienden que la huida sólo será contraproducente para sus familias, que a menudo reciben un pago una vez el ataque ha sido consumado y los pequeños terroristas han cumplido, o son condenadas al ostracismo comunitario y víctimas de la venganza de los insurgentes si se rinden.

Otros niños, como Rohullah, tienen la fortuna de ser arrestados por la policía antes de llevar a cabo sus atentados. En este caso, el joven de 11 años, que había sido raptado por los talibán cuando tenía cinco años, estaba a punto de inmolarse en Kunduz cuando fue detenido la semana pasada. O la pequeña Gulsoom, una niña de 10 años que fue arrestada en enero en la provincia de Helmand, al sur del país, minutos antes de inmolarse bajo las órdenes del mulá Shujahuddin, uno de los comandantes del distrito de Baba Jee.

«La utilización de niños soldado en Afganistán sigue siendo un abuso que tanto los insurgentes como la policía y el ejército siguen cometiendo contra los jóvenes afganos», según explicaba el Informe Anual del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon.

EL MUNDO – 30/11/15