No way out

SANTIAGO GONZÁLEZ-El Mundo

Los equipos negociadores del PSOE y de Podemos no han llegado a un acuerdo. Las cabezas visibles de las delegaciones eran Carmen Calvo y Pablo Echenique y con eso se lo digo todo. Cinco horas menos cuarto duró la reunión y los acuerdos fueron más bien magros. Durante la primera hora acordaron los temas a tratar y en qué orden iban a hacerlo. En la última pactaron lo que iban a contar a los medios de comunicación y la decisión de volver a reunirse. Las dos partes no coinciden en el día de la próxima reunión. Los socialistas dicen que podría ser el lunes y eso a los socios les parece tarde. Preferirían este fin de semana. A esto es a lo que llaman transparencia. Ambos se reprocharon acremente lo que consideran sus incongruencias. En Podemos no entienden que los socialistas no vuelvan a su oferta de julio (una vicepresidencia y tres ministerios). El PSOE reprocha a los de Iglesias no haber aprovechado la ocasión y ahora les añade una penitencia más: la de incluir en el lote el compromiso de votar los presupuestos los cuatro próximos ejercicios.

Da la impresión de que éstos no van a llegar a nada y que la única duda es si Podemos vota gratis la investidura. Parece claro que, en caso de elecciones, Sánchez se vería reforzado ma non troppo y que Podemos perdería escaños, aunque no tantos como para no seguir siendo determinante. El PNV y ERC no quieren repetición de ninguna manera, pero Torra no puede votar un programa que excluye explícita y rotundamente el referéndum de autodeterminación. A Rufián le preocupa más la situación penal en la que vaya a quedar Junqueras después de la sentencia y sabe que sin Sánchez no habrá indulto. Pedro Sánchez es el gobernante más flete que se van a encontrar, aunque también jugarán a su favor los constitucionalistas. La idea de España Suma no acaba de cuajar. Pudo parecer que Vox abría un portillo, pero Espinosa de los Monteros ha rectificado en horas unas declaraciones en las que admitía la posibilidad de ir en listas conjuntas con PP y Cs en las provincias pequeñas, pero no en las grandes.

Pablo Casado considera que España Suma es la estrategia necesaria, aunque no es fácil que saquen partido al invento en Euskadi, donde los tres suman cero escaños, y en Cataluña, donde el único partido con representación sería Ciudadanos, aunque en ningún caso los 36 que tuvo. Albert Rivera sigue en sus trece. Él ha venido a este mundo a disputarle (y quitarle) el título de jefe de la oposición a Casado y va a ser que no. Por otra parte, los dicharachos del tipo «España suma pero la corrupción resta» no se sostienen mucho tiempo; son incompatibles con su estrategia de pescar en aguas turbias. El personal no acaba de entender que Ignacio Aguado, vicepresidente y portavoz del Gobierno de Madrid, haya pasado en tan pocos días de votar a Isabel Díaz Ayuso para presidenta a aprobar una comisión de investigación por el caso Avalmadrid. Recordaba el jueves que la estrategia de Rivera ha superado a la que McNamara le había expuesto a Lyndon Johnson sobre Edgar Hoover: «Es mejor tener al indio dentro de la tienda orinando para fuera que al revés». Hay una estrategia más útil: poner al indio Aguado dentro de la tienda, precisamente para que se mee dentro.