«Nous sommes Txapote»

IGNACIO CAMACHO, ABC – 12/01/15

· Blindados al latido del mundo, ensimismados en la prioridad de la tribu. Ellos y sus presos. Eso sí que es una casta.

Ellos a lo suyo. Blindados al latido del mundo, sordos al clamor gigantesco de las víctimas, inasequibles al suspiro universal de la piedad. Erre que erre en torno a las sagradas prioridades de la tribu. Ensimismados en su cápsula de aislamiento. Cuando medio planeta lloraba en las calles por la barbarie yihadista, cuando en las plazas de la vecina Francia se encendían las velas trémulas de la libertad, el impermeable linaje batasuno salió el sábado en Bilbao a pedir el reagrupamiento y la amnistía de los presos etarras.

Tan campantes, con un par. Ajenos a la sístole emotiva de una sociedad global sobrecogida por la matanza de París y espeluznada por la reaparición de la sombra siniestra del terrorismo. Enrocados a salvo de cualquier atisbo de solidaridad que asome fuera de los límites del caserío. Con un sentido de la oportunidad fuera de lo común. En el sitio preciso en el momento justo. Inconmovibles, inalterables, impertérritos.

De todos los fines de semana del año tuvieron que escoger precisamente éste. El de una de las mayores manifestaciones antiterroristas de la Historia moderna, a la que ha asistido hasta el jefe del Frente de Palestina. Qué más les daba a ellos, ésa no es su guerra. Lo suyo es lo suyo, la endogamia tribal, el sentimiento de pertenencia al clan étnico. Sus familiares y amigos encerrados tan lejos de casa, olvidados por esta opinión pública tan novelera; total, si sólo apiolaron entre todos a unos 850 cristianos mal contados. Hace años que no hay muertos, el «conflicto» pasó, ya incluso mandan ellos en las instituciones vascas. Por qué no van a volver los chicos sin hacer daño a nadie. Un tiempo nuevo, pelillos a la mar.

No eran pocos, no; en todo caso bastantes más que la media de los que salían en el País Vasco a protestar por los atentados, aquellas almas solitarias de la Plaza Moyúa en los años de plomo. Y tampoco estaban solos. Además de la plana mayor de Sortu se vio por allí al diputado catalán Tardá, a los líderes de los sindicatos nacionalistas, a los de Comisiones Obreras y al inolvidable Madrazo, un abrazo. Y Podemos-Navarra apoyando en Twitter la «movilización por los derechos humanos» de los terroristas.

Lo mejorcito de cada casa unido para ocasión tan magna. Ninguno encontró tiempo para cruzar la cercana frontera francesa y juntarse en alguna Plaza de la República a cantar el alonsanfánsdelapatrí junto a los atribulados conciudadanos de los dibujantes asesinados. Eso son asuntos internos de otro país. Sólo les importan los hijos pródigos de la patria vasca, esas criaturitas cruelmente dispersas en las cárceles del Estado opresor insensible al sufrimiento de sus familias.

Allí estuvieron, los tíos, dale que te pego con su matraca. «Presoak etxerá». Ni «Nous sommes Charlie» ni liberté-egalité-fraternité. En todo caso, «Nous sommes Yosu» o «Nous sommes Txapote»: eso sí que es una casta.

IGNACIO CAMACHO, ABC – 12/01/15