¿Pactos imposibles, elecciones repetidas o delirio colectivo?

EL MUNDO –  30/01/16 – VÍCTOR DE LA SERNA

· Hoy se reúne el Comité Federal del PSOE, para algunos el de la última esperanza de formar un Gobierno sin nuevas elecciones. Un breve editorial de La Razón lo ponía en duda: «Le ha preparado a su secretario general, Pedro Sánchez, un escenario de investidura con todo el aspecto de un sudoku imposible: si quiere presidir el Gobierno debe conseguir los apoyos de Podemos y Ciudadanos, y excluir a los soberanistas. Una forma indirecta de plantear la conveniencia de su renuncia. Otra cuestión es que lo entienda».

Dos dirigentes socialistas andaluces, José Andrés Torres Mora y Máximo Díaz-Cano, firmaban un artículo exasperado en El País, negándose a ceder ni ante el PP ni ante Podemos: «Lo paradójico es que los que nunca nos han considerado verdaderos españoles nos piden ahora que sacrifiquemos al PSOE apelando a nuestro patriotismo. Y los que nunca nos han considerado verdaderamente de izquierdas, nos piden que sacrifiquemos al PSOE apelando a nuestra coherencia como militantes de un partido de izquierdas. En ambos casos nos piden que nos sacrifiquemos por unos valores que no nos reconocen. ¿No sería más razonable que quienes nos piden sacrificios nos cuenten primero los que ellos están dispuestos a hacer?».

Por su parte, Ignacio Camacho, en ABC, desmadejaba bien la trama intelectual y política tras las declaraciones de Felipe González y su advertencia al actual líder socialista: «González atisba en Pablo Iglesias una versión posmoderna del proyecto de liquidación de la socialdemocracia con el que a él le hostigó Julio Anguita. (…) Su veterano instinto y su experiencia le dicen que detrás de ese ficticio regeneracionismo no hay más que un asalto al Estado. No es, pues, el suyo un sí al PP sino un no a Podemos. Una negativa terminante, imprecatoria, jeremíaca. Una exhortación que quizá sepa baldía porque nadie mejor que él conoce en el fondo la tentación subyugante y cesarista del poder como objetivo supremo».

Y nadie escucha, añadía Hermann Tertsch en esas mismas páginas: «La verdad está cautiva. Quien la proclame es perseguido. La maquinaria de la agitación y propaganda que este gobierno dejó en manos de buhoneros sin escrúpulos y enemigos de la democracia es la artillería de la ofensiva de una minoría radical para imponer un Frente Popular que acabe con la Constitución y la nación española. Y la mayoría asqueada con razón por la política, inane y no avisada, es incapaz de ver las amenazas. Estamos ante un disparate histórico de unas dimensiones tan terriblemente abrumadoras que sólo puede compararse ya al delirio conjunto de los españoles de los tiempos finales de agonía de la II República».