Panorámica

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 15/03/15

· Podemos quiere, pero no puede, disimular su verdadera naturaleza: un bolchevismo de salón, financiado por un régimen que encarcela a sus opositores.

EL panorama empieza a aclararse. En Cataluña, los antiindependistas superan de nuevo a los independentistas. Podemos se ha quitado no sólo la careta, sino también los pantalones ante Europa, mostrando su verdadera condición de fámulo bien pagado de un tiranuelo. En Andalucía, empieza a verse el auténtico valor de una presidenta cuya única solución para los males endémicos de su comunidad es dar besos y abrazos a boleo. Y Zapatero, después de haber demostrado ser el peor presidente de la democracia, está empeñado en ser el peor expresidente, en un patatús no sabemos si de locura o bobería, pues al primero que está dañando es a su propio partido con unos viajes que no llevan a ninguna parte.

En cualquier caso, si esto ocurre cuando sólo acaba de empezar el zafarrancho electoral, no quiero, o no puedo, imaginarme cómo terminará. Pues conforme pasemos de lo pintado a la vivo, quiero decir de las encuestas a las realidades, que son mucho más duras, la gente empezará a bajarse de las nubes y poner los pies en el suelo, excepto aquellos dispuestos a llevar su paranoia hasta el final, que, reconozco, abundan más en España que en cualquier otra parte.

Un par de observaciones sobre los temas apuntados:

Que el suflé catalanista empieza a desinflarse conforme todos los esfuerzos para hincharlo tanto en el interior y como en el exterior –incluidas falsas embajadas y amañados referendos– han resultado en vano, está a la vista. El tiro de gracia se lo ha dado –¡quién nos lo iba a decir!– la familia Pujol, con el abuelo, los viajes a Andorra y otras aventuras más dignas de un tebeo que de una dinastía.

Podemos quiere, pero no puede, disimular su verdadera naturaleza: un bolchevismo de salón, financiado por un régimen que encarcela a sus opositores. Un anacronismo que se disfraza de futuro. Una farsa libertaria. Fíjense en que Iglesias no ha condenado la detención del alcalde de Caracas. Se ha limitado a decir que «no le gusta». Como si se tratase de una película o de un postre. Pero hay cosas que no gustan y, sin embargo, hay que hacerlas si se gobierna. Y él ya ha dicho que no le gustan muchos medios de comunicación.

A Susana Díaz no sabemos bien qué no le gusta: el PP, Podemos, IU o su propio partido. Sólo le gusta Andalucía. A mí, esas personas que van proclamando su amor a los cuatro vientos siempre me han resultado sospechosas, pues luego son las primeras en darse el piro.

¿Y de Zapatero, qué podemos decir que no se haya dicho? Su incapacidad, su vacuidad, su irresistible vocación de meter la pata en cuantas ocasiones que se le presenten, son legendarias. Sólo le faltaría meterse a hacer negocios internacionales de cualquier tipo para completar su disparatado currículum.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 15/03/15