Pedro Sánchez, obligado a elegir entre Podemos y Ciudadanos

EDITORIAL EL MUNDO – 20/02/16

· Tras una compleja gestión de Alberto Garzón, el PSOE aceptó ayer sentarse en una mesa para discutir un posible pacto de Gobierno con Podemos, Compromís e IU. La decisión se produce a 10 días de la primera sesión de investidura, por lo que no hay demasiado tiempo para llegar a un acuerdo programático.

Desde la noche del 20 de diciembre, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se han intercambiado mensajes y papeles, pero ni ellos ni sus formaciones se han reunido formalmente para iniciar una negociación. Ahora lo tienen que hacer contrarreloj.

Por el contrario, las conversaciones que han mantenido la semana pasada el PSOE y Ciudadanos sí han avanzado y se han concretado en algunos acuerdos como la lucha contra la corrupción. En cualquier caso, el clima negociador entre ambos partidos es distendido y los representantes de ambos coinciden en que hay sintonía y buena disposición para entenderse.

La cuestión es, por tanto, si Sánchez va a pactar con Ciudadanos o lo va a hacer con Podemos e IU. Una opción excluye a la otra porque tanto Albert Rivera como Pablo Iglesias consideran que no pueden formar parte de la misma coalición de gobierno.

El líder del PSOE ha hecho gestos a uno y otro posible socio, pero nunca ha querido definir su estrategia. La posición de Pedro Sánchez es que hay que pactar primero los programas y luego entrar a discutir la composición del futuro Ejecutivo. Esa ambigüedad no la va a poder mantener durante mucho tiempo y en los próximos días va a tener que decantarse por una alianza con Rivera o por el acuerdo con Podemos y la izquierda.

El pacto con Ciudadanos tiene el enorme inconveniente de que sólo sumarían 130 escaños, suponiendo que al final Rivera aceptase apoyar a Sánchez en la primera o segunda votación de investidura. Sería, por tanto, apostar por una opción que sería derrotada en el Congreso porque tendría enfrente tanto a Podemos como al PP. Rajoy afirmó anteayer que la abstención o el respaldo a una coalición entre PSOE y Ciudadanos es un escenario «imposible».

La ventaja para Sánchez de este acuerdo con Rivera es que fortalecería su imagen de hombre de Estado, le colocaría en el centro del tablero político y reforzaría mucho su posición en el Comité Federal del PSOE. Por tanto, no hay que descartar que Sánchez apueste por esta alternativa.

La otra opción es el acuerdo con Podemos, Compromís e IU, que necesitaría también el respaldo del PNV y la abstención de los partidos independentistas catalanes para salir adelante. Esta alianza parece un encaje de bolillos, pero es la única que podría permitir a Pedro Sánchez ser investido como presidente.

El problema del líder socialista es que la mayoría de los barones y un importante sector del PSOE consideran que un pacto con Podemos sería un error histórico, máxime a la luz del documento presentado por Iglesias, que sienta las bases para crear un modelo de Estado inaceptable. Ayer Podemos desveló que su programa económico incluye un impuesto solidario a la banca de 5.000 millones de euros.

Por añadidura, Iglesias no ha renunciado a su referéndum en Cataluña y quiere implantar un Ministerio de la Plurinacionalidad con una filosofía que choca contra el modelo de Estado que defiende el PSOE.

Lo cierto es que Sánchez se juega su futuro político en la decisión que debe adoptar en los próximos días, ya que se ha comprometido a consultar a las bases antes de acudir al Congreso. Resulta muy arriesgado especular al respecto, pero parece claro que si el líder socialista ha llegado a la conclusión de que no tiene posibilidades de lograr una mayoría parlamentaria, optará por Ciudadanos porque esa elección no lastra su margen de maniobra ni su autoridad después de la investidura.

Podría darse la paradoja de que Sánchez perdiera numéricamente en el Congreso, pero saliera fortalecido por el hecho de haber tomado la iniciativa y de haber intentado un pacto con un partido con el que podría trabajar para la regeneración de las instituciones que necesita España y gobernar con un programa reformista.

Rajoy confesaba a David Cameron que está convencido de que va a fracasar la investidura de Sánchez y de que va a haber nuevas elecciones el 26 de junio. Desgraciadamente hay bastantes posibilidades de que ello suceda, pero ese escenario sería muy malo para España. Si Sánchez no logra ser investido, lo lógico y lo coherente es que PP, PSOE y Ciudadanos se sentaran a negociar un gran pacto de Estado para evitar la repetición de unos comicios en los que probablemente se repetirían los mismos resultados.

EDITORIAL EL MUNDO – 20/02/16