Podemos, PSE y los presos de ETA

LIBERTAD DIGITAL 10/01/17
CAYETANO GONZÁLEZ

· Los socialistas vascos hace ya bastante tiempo que perdieron el norte en muchos aspectos relacionados con la lucha por la libertad y la derrota de ETA

Podemos y los socialistas vascos, por boca de sus dirigentes Rafael Mayoral e Idoia Mendía, han coincidido en las últimas horas en reclamar el acercamiento de los presos de ETA al País Vasco. A la hora de argumentar esta petición han coincidido también en otro punto, este mucho más doloroso y sensible para la inmensa mayoría de la sociedad: ni una palabra de apoyo, de reconocimiento, de recuerdo para las víctimas causadas, de forma directa o indirecta, por esos presos de la banda terrorista por los que tanta preocupación muestran.

Iba a añadir que no debe sorprender nada esta reclamación en el caso de Podemos pero sí en el del PSE. Pero realmente no es así. Los socialistas vascos hace ya bastante tiempo que perdieron el norte en muchos aspectos relacionados con la lucha por la libertad y la derrota de ETA. El punto de inflexión, para mal, empezó con el apoyo incondicional que dieron al proceso de negociación política con la banda terrorista llevado a cabo por Zapatero y en el que el entonces presidente del PSE, Jesús Eguiguren, jugó un papel fundamental como interlocutor directo con la banda.

Tampoco hay que olvidar la sórdida reunión mantenida durante aquellas negociaciones, en el hotel Amara de San Sebastián, entre el que ahora se quiere presentar como tercera vía dentro del PSOE, Patxi López, y Arnaldo Otegui y otros dirigentes de la entonces ilegalizada Batasuna, y que le costó al primero un reproche de gran fuerza moral por parte de Pilar Ruiz Albizu, la madre de los Pagazaurtundúa, cuando a las puertas del propio hotel donde se estaba llevando a cabo la reunión clamó: «Patxi, harás y dirás cosas que nos helarán la sangre».

Y ahora, después de que el PSE haya obtenido en las elecciones autonómicas de setiembre el peor resultado de su historia, su secretaria general, Idoia Mendía, uno de los apoyos más firmes de Pedro Sánchez, no tiene otra ocurrencia que decir:


· Sería bueno que el Gobierno de España hiciera una política penitenciaria como la que reivindica el PSOE, con altura de miras y un poco de visión de Estado; por ejemplo, el acercamiento de los presos a zonas más próximas al País Vasco para facilitar su relación con los familiares, con su entorno y que vieran la realidad que se vive en Euskadi hoy.

Que apele a la altura de miras y a la visión de Estado la dirigente de un partido político como el PSOE, que en su historial de lucha contra ETA tiene episodios tan negros y repugnantes como los GAL, la malversación de los fondos reservados destinados a esa lucha o la negociación política de tú a tú con la banda como hizo Zapatero, es inaudito. Hace falta echarle mucha cara y tener muy poca vergüenza.

El PSE acaba de formalizar un acuerdo de gobierno con el PNV por el que se han hecho con tres consejerías del Ejecutivo autonómico. Mendía debería consultar a los dirigentes de su partido que protagonizaron en un pasado reciente Gobiernos de coalición con el PNV, para que tenga claro que la lealtad a un acuerdo de gobierno no está reñida con que cada partido mantenga su propio perfil en cuestiones importantes. El problema es que, en la actualidad, es muy probable que el PSE coincida más con el PNV en lo que los nacionalistas llaman el «plan de convivencia», una vez que ETA ha dejado de matar, que en estar alineados con lo que en esta materia decida el Gobierno de España.

Uno de los argumentos utilizados por Mayoral, al igual que las direcciones de Podemos en el País Vasco y Navarra, a la hora de justificar su petición de acercamiento de los presos de ETA es que no hay que penalizar a las familias con viajes largos y con alejamientos de sus seres queridos que están presos por ser terroristas. Y uno se pregunta qué deben de pensar las víctimas de ETA al leer este tipo de razonamientos, cuando el único viaje que ellas pueden hacer, el único acercamiento posible que tienen a su alcance es ir al cementerio donde están enterrados sus seres queridos asesinados, para depositar unas flores y rezar una oración.