Por el bien del socialismo

ARCADI ESPADA – EL MUNDO – 19/01/16

· Los socialistas deberían defenderse cuando les acusan de haber rendido grandes servicios al Estado en el asunto territorial. Grandes servicios los rindió Santiago Carrillo con la bandera y el himno, una iniciativa que los socialistas emularon aproximadamente 30 años después. Pero respecto a la cantidad y calidad de sus servicios a la igualdad de todos los españoles los socialistas compiten encarnizadamente con Duran i Lleida. Durante su largo mandato, Felipe González se limitó a callar y a dejar hacer, fatalmente.

Si el González de hoy supiera encararse con el González de ayer, reconocería hasta qué punto se dejó construir un Estado sedicioso en sus narices. Y para qué hablar de José Luis Rodríguez Zapatero, que llegó a presidente del Gobierno. O de los concretos socialistas catalanes, autores del golpe de respetabilidad que hizo del desacato y del separatismo algo posible y patrocinadores, intelectualmente vagos y políticamente irresponsables, de la prohibición de decidir del conjunto de los españoles.

De ahí que no sería creíble que los socialistas fiasen a su tradicional actitud de servicio la negativa al pacto con la izquierda indigente. Creo que Pedro Sánchez tiene a su disposición argumentos mucho más contundentes, y el principal es el rédito político que obtendría de un acuerdo profundo y vertebrado con el Partido Popular y Ciudadanos. Alguna opinión rápida asegura que ese pacto supondría la liquidación del Psoe a manos del partido Podemos, pero esa hipótesis es improbable. Para que eso sucediera ese tumulto debería abandonar el inframundo ético y estético en el que se ha instalado, porque con el pijerío de los barrios altos y los homeless de la razón le basta para alcanzar el share pero no la mayoría social.

Las posibilidades, además, de que una mayoría sólida y concienzuda hiciera un gran trabajo político no son en absoluto desdeñables. Y, con un Rajoy en verosímil camino de retirada, Pedro Sánchez podría recoger buena parte del fruto de la gestión de ese gobierno. No se ve por qué su participación en esa mayoría constitucional iba a darle peores resultados electorales que su acuerdo, seguramente mucho más inestable, con el populismo y el separatismo.

Pero, en fin, comprendo que esos argumentos, de una inteligencia egoísta, quizá no puedan ser percibidos por los actuales dirigentes del socialismo español. Y que prefieran morir vírgenes que gozar maculados de un acuerdo con el Pp. La tradición, y ésa es del tipo religioso, tira mucho.