PP y C’s podrían gobernar con mayoría absoluta, ante el desplome de Podemos

EL MUNDO – 04/04/16

· Las elecciones abrirían la puerta a un Gobierno de centro derecha con apoyo de 180 diputados.

· Podemos perdería hasta 20 escaños.  El PSOE seguiría anclado al peor resultado de su historia.

Cien días sin gobierno dan para la observación y la reflexión. Los españoles contemplan las estrategias políticas, escrutan las actitudes, siguen los movimientos y escuchan las declaraciones. Las posibilidades de pacto están sobre la mesa y, hoy por hoy, parecen no convencer. La ciudadanía ve próximas unas nuevas elecciones que, a juzgar por los resultados de la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO, impactarían de lleno en las fuerzas emergentes, fulminarían la posibilidad de un pacto de izquierdas y allanarían el camino a un Ejecutivo de centro derecha con amplia mayoría absoluta.

Ciudadanos sería el partido más beneficiado en una nueva llamada a las urnas.

Su ascenso sería espectacular en escaños, pasando de los 40 actuales a 52, lo que le situaría como la tercera fuerza política de la Cámara por delante de Podemos. Los votantes así lo perciben: un 47,4% da por hecho que si finalmente hay nuevos comicios, al partido de Albert Rivera le irán las cosas sustancialmente mejor.

La formación encabezada por Pablo Iglesias y sus confluencias sufriría, por el contrario, un tremendo varapalo quedándose con 49 escaños, 20 menos de los que logró –incluyendo a Compromís– en los comicios de diciembre. También en este caso, la intuición de los votantes apunta al descalabro: un 52,3% vaticina que el resultado de Podemos en unas nuevas elecciones será peor que el que obtuvo el 20-D.

Los partidos tradicionales, PP y PSOE, seguirían dominando el Congreso. Los populares, con un resultado mejor que el que lograron en diciembre: ahora obtendrían un 30,2% de los votos, lo que les reportaría 128 escaños frente a los 123 de la actualidad, en tanto que los socialistas repetirían la cosecha del 20-D, obteniendo el 22% de los sufragios y 90 escaños.

Con estos resultados, el panorama de la gobernabilidad se despejaría por el flanco derecho

PP y Ciudadanos podrían conformar un gobierno apoyado por una amplia mayoría de 180 diputados. El PSOE dejaría de ser socio imprescindible para el PP, aunque un pacto de estas características implicaría con toda seguridad un cambio de liderazgo para los populares, habida cuenta de que la formación naranja de Albert Rivera ha sentenciado ya a Mariano Rajoy.

El PP mejoraría su cuenta de resultados respecto al 20-D en 1,5 puntos, lo que le reportaría cinco diputados más de los que tiene en la actualidad. Un resultado así le serviría para seguir enarbolando la bandera de fuerza más votada e incluso le permitiría insistir en los puntos clave que plantea para un hipotético gobierno, pero también pondría de manifiesto, porque así se lo exigiría Ciudadanos, la imperiosa necesidad de regeneración y transformación que tiene el partido.

Los populares conseguirían un resultado ligeramente mejor que en diciembre, más por los errores que puedan estar cometiendo los contrincantes políticos con su baile negociador en pos de un pacto, que por su propia actividad, que es nula. La estrategia de Rajoy, cuestionada incluso en sus propias filas, es la de resistir y esperar. Una muestra del desconcierto que genera en muchos esta actitud puede verse en el vaticinio disperso que hacen los encuestados cuando se les pregunta si en su opinión al PP le irá mejor, peor o igual en unos nuevos comicios: las respuestas se dividen en un triple empate.

El PSOE, en un escenario como el que perfila la encuesta, se vería obligado a competir por el reinado de la oposición con Podemos, una fuerza que podría contar fácilmente con el respaldo de independentistas y de Izquierda Unida para marcar territorio.

Los votantes, de acuerdo con los datos del sondeo, se muestran decepcionados con el partido de Pablo Iglesias. Su excesiva exposición mediática, sus planteamientos intransigentes, las crisis internas con aroma de purga y un puñado de propuestas económicas que muchos sospechan irrealizables o ruinosas les pasan factura. Perderían cuatro puntos que, en virtud de la ley electoral y del reparto de escaños por provincias, les supondría una gravosa cuenta en escaños.

La sangría de Podemos beneficiaría en parte a IU, que podría triplicar su representación parlamentaria, hasta llegar a seis escaños.

Parece lógico suponer que otra parte de la pérdida de la formación morada recalaría en el PSOE, aunque a su vez, esta fuerza dejaría escapar por su derecha un buen puñado de votos en favor de Ciudadanos. Sólo así, con este corrimiento de papeletas, se explicaría un batacazo tan grande de Iglesias y un ascenso tan importante de Rivera.

EL MUNDO – 04/04/16