¡Qué bien se lo pasa!

EDUARDO TEO URIARTE – 24/01/16

Eduardo Uriarte Romero
Eduardo Uriarte Romero

· Sánchez no sabía con quién se jugaba los cuartos, ningún líder socialista ha sido tan humillado con una sonrisa por el que desea que le apoye para ser Presidente. Y le apoya, ¡pero de qué manera le apoya!, diciendo que no manda nada en su partido, que todo se lo debe a él, que ahí tiene en su persona al vicepresidente y a los ministros de las áreas más importantes, además de otro ministro de cartera nueva cuya tarea va a ser el descuartizamiento de la nación que tiene que gobernar gracias a esa sonrisa del destino que Pablo le ofrece.

No sabía Sánchez dónde se metía. Ahora se murmura que Zapatero no ve bien el derrotero que su sucesor esta tomando, demostrando que los lideres del PSOE, desde que se fuera Felipe, deben venir sabiendo de política, no aprenderla después de producir daños difíciles de recomponer y cuando se acaban marchando. Sánchez, es cierto, quiere ser Presidente de Gobierno como sea, al precio de vender Europa, España y su propio Partido. La oferta envenenada que le hace Podemos le va a obligar a vender todo eso, pero especialmente su Partido, que acabará destrozado.

Pero, además,  él no llegará a Presidente, porque eso nunca ha formado parte de las previsiones de Podemos sino todo lo contrario. Tenía que haber venido sabido a la política: si algo desea Podemos es cargarse al PSOE y monopolizar la izquierda como primer paso para monopolizar el poder. La fobia anarquista al PP, expresada por Sánchez, ha sido el espacio común, que bien aprovechado por Iglesias ha hundido cualquier expectativa, por mucho tiempo, del socialismo español. Expectativas que sólo se verán, tras la década de disparates socialistas, tras una refundación sincera y completa del partido.

Era tal la distancia que el socialismo español había puesto con la derecha que, efectivamente, daba la impresión que el espacio constitucional había desaparecido. En esa inmensa brecha es donde hábilmente ha aparecido Podemos, un partido antisistema, y lanza los garfios de abordaje a un PSOE de apariencia, y hechos (actitud ante la sucesión del rey, proceso de negociación con ETA, nuevo estatuto catalán, etc.) antisistema en ocasiones, para borrarlo del mapa y plantearse la toma del poder en alianza con todo aquel colectivo dispuesto a destrozar el marco constitucional y democrático. Unas cuantas lecciones de derecho político mal aprendidas, apoyos extranjeros, sociedad indignada por la crisis y la corrupción, y la transformación de la política en espectáculo -y el que dice espectáculo dice televisión-, han bastado para que la primera irrupción de Podemos ponga en entredicho la estabilidad política en España.

Podemos, y especialmente Pablo iglesias, es un hábil manipulador de los medios de comunicación, especialmente los audiovisuales. Lo demostraron raptando la inauguración del Congreso, raptando la noticia del acuerdo del PP, PSOE y Ciudadanos para la constitución de la Presidencia y Mesa. Lo hicieron mediante el bebé de la diputada Bescansa (si cualquier otra hubiera utilizado a su hijo hubiera padecido una denuncia), los que llegaron (desde la esquina) en bici, la charanga en la puerta, los abrigos sobre los asientos, y la indumentaria de botellón. Los medios quieren espectáculo, Podemos es una “troupe” de actores y Pablo Iglesias es el showman de la política.

Cuidado montaje, también, en el día de la comparecencia suya, la de Sánchez y Rajoy posteriormente, ante el Rey para informar sobre la investidura del presidente del Gobierno. A pesar del frío del invierno, Iglesias se presentó en mangas de camisa (habría que recordar que hasta Jon Idígoras, representando lo que representaba, se puso chaqueta y corbata, la educación es la educación), y aunque MacArthur  cometiera la arrogancia  de recibir al emperador Hiro Hito en mangas de camisa, al menos la suya era la de su uniforme.

Todo estaba preparado con antelación, como la siguiente rueda de prensa en la que le ofrece a Sánchez su gobierno, con todos los ministrables presentes en la misma (¡qué casualidad!), cogiéndole a su aliado Sánchez en completo desconocimiento de lo que gestaba, bajo la excusa de que primero había que contárselo al rey. Para colmo, el gran showman pide que la negociación con el PSOE se haga televisada, para que lo conozca todo el mundo, porque quiere aprovechar sus habilidades de seducción en los medios y desgastar a su aliado. Pero todo esto no es política, es, como no podía ser menos viniendo de un antisistema, antipolítica. En el PSOE tendrán que recordar cuando ellos también hacían política, antes de sus arrebatos populistas, de los plantes anticonstitucionales de ZP, de sus maniobras contra la derecha con la memoria histórica y el 11M. Tendrán que recordar cuando hacían política.

Y así Sánchez cayó en la trampa. Si no hay eso que él y Pablo llaman gobierno de cambio (que no lo habrá) será Sánchez el responsable de la convocatoria de nuevas elecciones (que ya lo venía siendo al negarse a pactar el único gobierno posible, el de la estabilidad constitucional). Pero tras esta artimaña lo será ante el electorado de la izquierda, poco sensible ante la estabilidad política, porque él ha sido el que ha rechazado el magnífico pacto que le ofrece Podemos. Magistral Iglesias, estúpido el PSOE que no ha sido capaz de prevenir lo que venía. Hay que tomarse unos años sabáticos para refundar el partido.

El día de la comparecencia de Sánchez y Rajoy, tras la suya, con el rey, Iglesias quiso volver a acaparar todo el protagonismo con la oferta de gobierno al PSOE. Lo consiguió durante unas horas, pero no fue consciente de que poniendo las cosas tan claras le daba la excusa perfecta a Rajoy para retirarse, y que tanto él como Sánchez tengan que dejar el juego de trileros en el que ambos están enfrascados y empezar a hablar en serio. La decisión de Rajoy de retirarse, ante la única oferta de gobierno existente, curiosamente le robó al showman de la política el protagonismo en ese que iba a ser de nuevo su otro día.

 

Eduardo Uriarte Romero