¿Quién investiga a los ediles proetarras?

EL MUNDO 30/10/14
LUIS MARÍA ANSON

En mi mesa de trabajo se acumulan denuncias sobre los abusos de todo tipo cometidos por los dirigentes proetarras en Guipúzcoa, en San Sebastián, en docenas de Ayuntamientos vascos y navarros. El 3% de mordida en numerosos contratos públicos en Cataluña y en Madrid podría ser una minucia al lado de lo que, según algunos observadores, ocurre en los municipios dominados por los proetarras. Ya no necesitan ni secuestros ni chantajes revolucionarios para recaudar dinero. Allí donde gobiernan han impuesto la dictadura del miedo y se benefician con el mayor descaro.

¿Se ocupará la Fiscalía Anticorrupción de denunciar los abusos y corrupciones de los proetarras en varios de las Ayuntamientos donde mangonean? ¿Investigará la UDEF con la debida diligencia lo que está ocurriendo? ¿Esconderán los jueces bajo la toga el miedo a los amigos de los terroristas y harán lo que están haciendo en Madrid y Cataluña?

Desde hace tres años Eta no asesina. Es cierto. Ha terminado la pesadilla de aquellas madrugadas en que las cargas explosivas dejaban sobre todo a militares y guardias civiles con los vientres despedazados y las rosas rojas de la sangre aplastadas sobre el suelo. Está lejos el tiempo de la zozobra, el tiro en la nuca, el secuestro atroz, la violencia desencadenada, la sangre sin fin que se derramaba sobre las tierras de España y ensombrecía las provincias vascongadas.

En una negociación política de tú a tú entre el Gobierno zapatético y Eta, con grave deterioro para la dignidad nacional, se cedió a la banda terrorista el poder a cambio de una paz incierta. El Gobierno facilitó las legalizaciones y entregó de hecho a los proetarras la gobernación de Guipúzcoa y de muchas docenas de Ayuntamientos encabezados por San Sebastián. Desde entonces se hace apología del terrorismo en el País Vasco y se ensalza a los «héroes» etarras, en medio del atronador silencio del Gobierno de la nación.

Y cuando se produce el aguacero de las tarjetas negras y caen los corruptos de Madrid y Barcelona, de Sevilla y Málaga, de Valencia y Baleares, el ciudadano medio se pregunta qué pasa en el País Vasco. Pues pasa mucho pero estamos a la espera de que se emprendan las mismas acciones que están desbaratando esa podredumbre que tanto asquea a los españoles. El Estado de Derecho patina en el País Vasco y da la sensación que no es capaz de combatir la dictadura del miedo.

Los medios de comunicación se han encendido ante la guerra púnica que los servicios policiales y fiscales han desencadenado en Madrid. Los antiguos romanos llamaban púnicos (punici) a los habitantes de Cartago en España. Aníbal se encabritó, atravesó la península ibérica y se encaramó en los Alpes para combatir a Roma. Francisco Granados ha padecido la guerra púnica de la UDEF pero no ha ofrecido resistencia, mientras desde el País Vasco se contempla la corrupción sin demasiado temor a que ocurra en Guipúzcoa lo que en Madrid o Cataluña.