Quizá sea por estrés

 

¿Es una resolución injusta la de excarcelar a Díez Usabiaga? ¿La ha escrito el juez Garzón a sabiendas? No sabría qué responder, al menos a la segunda pregunta. A la primera, la respuesta es que creo que sí. Un hombre sometido a tres procesos debe de sufrir un gran estrés, aunque no sé si hasta el punto de perder el control de sus escritos.

El declarante tiene su opinión sobre si el titular del juzgado número 5 de la Audiencia Nacional cometió delito de prevaricación en alguna de las tres causas que se le siguen ante el Tribunal Supremo, en las tres o en ninguna, pero cree a este respecto:

a) Que todos los ciudadanos son iguales ante la Ley, que el juez Garzón no es una excepción.
b) Que el Supremo es perfectamente competente para determinar si cometió delito o no.
c) Que el declarante aceptará las sentencias del alto tribunal independientemente de que coincidan o no con las suyas.

Mientras los españoles se dividen en dos apasionados grupos: garzonistas y antigarzonistas, el juez sigue en lo suyo. Su última decisión ha sido la de excarcelar al secretario general de LAB, encarcelado por su intento de reconstituir la ilegalizada Batasuna. El auto tiene el sello inequívoco del superjuez. Admite que se dan las circunstancias que justifican la prisión provisional: riesgo de fuga y peligro de reiteración, pero decide excarcelarlo por razones humanitarias.

¿Y cuáles son éstas, si puede saberse? Según el auto:

«relación de dependencia que su madre tiene respecto del mismo, tal como se acredita por el certificado del Ayuntamiento de Lasarte-Oria (Gipuzkoa) de fecha 12/04/2010, que dice que Doña Dolores Usabiaga Olarra ha iniciado los trámites para la prestación y cuidados personales relativos a la Ley sobre Dependencia de personas físicas, «requiriendo como cuidador a su hijo D. Rafael Díez Usabiaga, persona que hasta la fecha de ingresar en una institución penitenciaria, … ha venido haciéndose cargo de su madre»(firmado por la presidenta de Servicios Sociales de dicho Ayuntamiento).

El Ayuntamiento de Lasarte niega algunos de estos extremos:

«el único documento que (este Ayuntamiento) ha remitido a la solicitante es una convocatoria para citarse con la asistente social del Ayuntamiento con el fin de dar inicio al expediente con relación a su solicitud de presentación y cuidados personales relativos a la Ley de Dependencia.»

Todo lo que toca el juez Garzón se convierte en algo extraño. Uno creía que la Ley de Dependencia estaba hecha para atender a las personas, independientemente de que tengan familiares que puedan cuidarles o no. Tampoco parece cierta la situación de dependencia de Dolores Usabiaga respecto a su hijo, Rafael, puesto que tiene otra hija residente en Lasarte. También tiene una hermana, con la que salió a pasear la semana pasada.

Tampoco es cuestión menor la expresión utilizada por Garzón «Doña Dolores Usabiaga Olarra ha iniciado los trámites para la prestación y cuidados personales relativos a la Ley sobre Dependencia». Que la madre del detenido inicie un trámite, no es lo mismo a que el Ayuntamiento lo haya iniciado, como dice el propio Consistorio, y mucho menos que lo haya culminado. Todo lo que hay es una solicitud de cita previa para iniciar trámites. Para que el juez pueda entender la diferencia: escribir una carta que diga «Querido Emilio» no es suficiente para presentarse en una oficina del Banco Santander en Nueva York y pedir 302.000 dólares. Hace falta esperar a la respuesta positiva del destinatario.

¿Es ésta una resolución injusta? ¿La ha escrito el juez a sabiendas? No sabría qué responder, al menos a la segunda pregunta. A la primera, la respuesta es que creo que sí. Un hombre sometido a tres procesos debe de sufrir un gran estrés, aunque no sé si hasta el punto de perder el control de sus escritos. Aclaremos, en todo caso que la prevaricación no requiere que haya personas perjudicadas en el acto presuntamente delictivo.

En cualquier caso, vamos a suponer que no, pero es urgente que se clarifique la situación del juez y mientras, tal vez sería pertinente que Garzón se inhiba y desista de redactar autos como éste. Que tome ejemplo de Varela.

Santiago González en su blog, 30/4/2010