Racismo y yihadismo

Edurne Uriarte, ABC, 27/3/12

En Europa hay una clara conciencia antirracista derivada de la conciencia antinazi, pero no antiyihadista

CONFUSIÓN ideológica, miedo, negación? La perpleja reacción europea a los crímenes yihadistas franceses merece tal pregunta. Simbolizada por la triste movilización callejera en Francia este domingo, apenas trescientas personas en las principales ciudades y poco más en Paris. Y aún más relevante, movilizadas, sobre todo por la organización LICRA, contra el racismo y el antisemitismo, pero no contra el yihadismo. Cuando los crímenes de Mohamed Merah son yihadistas, como él mismo reivindicó, contra los occidentales que hacen la guerra en tierras musulmanas, empezando por Estados Unidos y siguiendo por Europa, y contra Israel. Por lo que Merah no asesinó en función del grupo étnico sino de los dos bandos de la «guerra santa». Y los asesinados fueron tanto soldados franceses de origen magrebí como judíos.

Pero ocurre que en Europa hay una clara conciencia antirracista derivada en de la conciencia antinazi, pero no hay, sin embargo, una clara conciencia antiyihadista. De hecho, se usa profusamente el concepto «antirracista» o «antinazi», pero no el de «antiyihadista» o el de «antiislamista». Lo que explica reacciones políticas inconcebibles en una hipótesis de asesinatos neonazis o racistas. Si tal hubiera sido el caso, como se pensó en un principio, jamás hubiéramos escuchado hablar de problemas de integración social o de fracaso de la República, tal como lo han hecho los socialistas franceses. Manuel Valls, por ejemplo, director de comunicación de Hollande, echando la culpa al «sistema»: «Esto revela una falla de nuestro sistema republicano. La mezcla de desclasamiento social y la crisis identitaria provoca esta deriva que conduce al terror«. Razonamiento inconcebible si el asesino hubiera resultado ser un neonazi en cuyo caso se le hubiera culpado a él mismo y a su ideología totalitaria y racista y no a la République y su «fracaso» en la integración del neonazi y racista.

Se añaden a lo anterior numerosas reacciones de sorpresa porque un joven criado en Francia haya podido ser atraído por ideas «tan lejanas de la República», como ha dicho el centrista Bayrou, en esa persistente negativa a reconocer que el yihadismo está instalado en Europa, que se aprende, se difunde y se practica en el corazón de Europa y por jóvenes nacidos en Europa como el propio Merah.

El proceso político-ideológico frente al yihadismo ha sido el mismo en toda Europa en la última década. Negación, en primer término, confusión ideológica, después. Y miedo, mucho miedo. Y deseo de aferrarse a viejas seguridades ideológicas, el antinazismo, por ejemplo, en lugar de construir las que demanda los nuevos totalitarismos del presente.

Edurne Uriarte, ABC, 27/3/12