ABC – 30/12/15
· Propone formar un gobierno de «amplio espectro» apoyado por los partidos que defienden la unidad.
Desde la página 1 Mariano Rajoy prefiere no darse por aludido ante el «no» rotundo que le ha plantado Pedro Sánchez en la primera ronda de contactos tras el 20-D. El presidente en funciones decidió comparecer ayer en La Moncloa, después del último Consejo de Ministros del año y el primero después de las elecciones, para hacer balance de las reuniones mantenidas hasta ahora con otros partidos, y lo hizo con los mismos argumentos que empleó desde la misma noche electoral, como si la negociación estuviera aún totalmente abierta. Rajoy sigue creyendo que el acuerdo con el PSOE es posible, y para ello confía en que la crisis interna desatada en el segundo partido en votos acabe rompiendo su enrocamiento y facilite un Gobierno presidido por el PP, según fuentes de La Moncloa.
Pero en el equipo del presidente se tiene muy presente ya la posibilidad de unas nuevas elecciones. No es un escenario deseado por Rajoy ahora mismo, pero dado el bloqueo político que se puede llevar a cabo es una opción que está ahí, y que puede consumarse la próxima primavera. Rajoy aclaró ayer que, llegado ese caso, él volvería a ser el candidato del PP, porque tiene el respaldo mayoritario de su partido.
Un tono bajo
Antes de llegar a esa decisión extrema, prevista en la Constitución cuando no sea posible investir un presidente del Gobierno, Rajoy va a tratar de dar la batalla hasta el final. «Voy a intentar formar Gobierno», subrayó ayer, en una comparecencia en la que mostró un tono especialmente bajo, muy alejado del entusiasmo que exhibió en la campaña electoral. Eso sí, no da por perdido en absoluto un acuerdo con los socialistas, imprescindible para los objetivos de los populares.
A Rajoy no le preocupa el primer rechazo del PSOE. «Estamos en la primera toma de contacto. Tampoco he demandado aún ningún apoyo para nada», explicó. Pero la realidad es la que es, y el «no» decidido de Sánchez está ahí. Esa situación preocupa lo justo en Moncloa. «Tranquilidad, mucha tranquilidad», comentaba la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, tras la comparecencia de Rajoy. «Estamos ante un proceso que va a ser muy largo», advierten en el entorno de Presidencia. «Hay que dejar que todo el mundo se cueza en su salsa». Cuando eso ocurra, el Gobierno de Rajoy confía en que el PSOE «tenga un giro moderado y hacia la defensa del interés general». Por eso los populares están a la expectativa del desenlace de las duras batallas internas en Ferraz. De su resultado puede depender la formación del Gobierno.
«Los detalles»
Rajoy ofrece un Gobierno «de amplio espectro», apoyado por los partidos constitucionalistas, que coinciden en la defensa de la unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad de los españoles, el papel de España en la UE, la consolidación del crecimiento y la lucha contra el terrorismo. Sin citarlos en ningún momento, se refirió a Ciudadanos y al PSOE. Ese gran acuerdo sería, a su juicio, el que más se ajusta a la voluntad que expresaron los españoles en las urnas y al interés general de España.
A partir de ahí, el presidente en funciones no descarta nada, ni siquiera un Gobierno de coalición, con una vicepresidencia para el PSOE y algún
ministro para Ciudadanos, una posibilidad sobre la que se le preguntó. De forma sorprendente, respondió que eso «son los detalles», sin rechazarlo en absoluto. Lo importante, insistió, es que haya un gobierno con un amplio apoyo parlamentario que dé estabilidad y certidumbre, y permita mantener un crecimiento que, según señaló, cerrará este año en el 3,2 por ciento.
Se mostró más firme cuando sostuvo que la Presidencia del Congreso siempre ha correspondido al partido ganador de las elecciones, y así debe seguir siendo. Fuentes de La Moncloa apuntaron, sin embargo, que también ese punto está abierto y es negociable, sin descartar en absoluto un acuerdo «generoso» por parte del PP, que permita formar una Mesa «plural» en el Congreso. En ese órgano de gobierno del Parlamento podría entrar el PNV, como es el deseo de Rajoy, y no los nacionalistas catalanes.
Contacto con el PNV
Rajoy, por cierto, desveló ayer que también ha mantenido un contacto con el lendakari, Íñigo Urkullu. El presidente le llamó el lunes por la noche. La conversación, de diez minutos, fue cordial, aunque no se fijó una posición, porque tampoco se pidió, según fuentes del Gobierno. El voto del PNV podría ser decisivo en el caso de que Sánchez se lanzara a una investidura respaldado por un «pentapartito», que incluiría también a Podemos, IU y ERC. Esta opción, según Rajoy, no generaría ningún tipo de confianza «aquí ni fuera de aquí».
La buena relación entre Rajoy y Urkullu, pese a sus diferencias políticas evidentes, contrasta con el choque frontal que existe entre el Gobierno de la Nación y el partido de Artur Mas. El candidato del PP dejó muy claro que no tiene pensado mantener ningún contacto con los nacionalistas catalanes, porque no tiene nada que hablar con quien pretende la ruptura de la unidad de España y la violación de la ley.
Rajoy se refirió a la situación de la política autonómica en Cataluña, y comentó que cualquier Gobierno en esa Comunidad apoyado por los antisistema de la CUP sería un «desastre», y por eso recomendó a Junts pel Sí, la candidatura de Artur Mas, que busque otra opción o vaya de nuevo a las elecciones.
Después de la comparecencia de Rajoy, en Moncloa se comentó que el presidente en funciones es «consciente de la enorme dificultad del momento», lo que se reflejó en su semblante. «Pero hasta que se pueda dar por fracasada la legislatura va a pasar mucho tiempo», señalaron en el entorno de Presidencia. El Gobierno retomará su actividad el jueves 7 de enero. Será esta próxima semana cuando Rajoy reanude los contactos, en una nueva fase en la que pretende que el contenido de las conversaciones sea mucho más discreto y sobre asuntos concretos.