Rajoy convierte la Constitución en la patria del PP frente a «rupturas»

EL MUNDO 14/12/14

· Rearma ideológicamente al partido con un nuevo discurso nacional más moderno y abierto

Mariano Rajoy actualizó ayer el fondo ideológico del centro derecha español con una identificación entre los valores constitucionales y la idea de España defendida por el PP, que busca, sobre todo, poner distancia ante planteamientos de «radicalidad y ruptura», como puede ser el federalismo del PSOE o el independentismo de Artur Mas. En una cita en La Granja de San Ildefonso (Segovia) adonde hizo ir, sí o sí, a todos sus presidentes autonómicos, el PP hizo una declaración institucional que moderniza y renueva su discurso nacional, con el objetivo de conectar con los españoles que se identifican con el sistema actual.

La Declaración de La Granja, leída a párrafos por los presidentes regionales del partido, es una vacuna contra «populismos, cantos de sirena, soluciones demagógicas o eslóganes propios del oportunismo político», de los que advierte el propio texto. Y una reivindicación de la vigencia de la Constitución, entendida como el proyecto político más exitoso que ha dado España y como el ideario que define a un actualizado PP.

«Nunca las lenguas y rasgos propios de la diversidad española estuvieron tan presentes en la conciencia del conjunto de los ciudadanos, ni tan protegidos por el ordenamiento jurídico y constitucional. Hoy los españoles hablamos el castellano, nuestra lengua común, y sentimos con plena certeza que las demás lenguas cooficiales forman parte inseparable de nuestra identidad nacional y de nuestra riqueza», señala la declaración. «Es preciso», prosigue, «señalar el

Estado de las autonomías como la organización territorial idónea para gestionar el alto nivel de autogobierno conseguido».

Con la Constitución convertida casi en la nueva patria del PP, el presidente tomó la palabra para, en la misma línea, lanzar un mensaje constructivo. Rajoy volvió ayer a reivindicar lo que para él es su milagro económico, el tránsito de la amenaza de rescate en 2011 al crecimiento económico. Lleva meses buscando un reconocimiento político y social a este trabajo. Ayer, fue incluso más lejos.

«Cuando hablamos de la España de hoy es fácil ver sus defectos, sus puntos críticos, las áreas en las que necesita mejorar», explicó. Como ejercicio de autocrítica, dijo, es positivo. Pero es «insensato» el «negativismo a ultranza», «el juicio sin matices por el que todo lo nuestro nos parece peor». A veces los españoles nos detenemos demasiado en quitarnos méritos, en considerar nuestros defectos», aseguró. «Este planteamiento nos desmotiva, nos paraliza y nos impide ponernos manos a la obra», defendió Rajoy. Y, añadió: «Si queremos mejorar el presente necesitamos cargarnos de ilusión, esperanza, motivación y autoestima». «España es un gran país, pero esto que se ve con naturalidad fuera de nuestras fronteras también tenemos que asumirlo nosotros».

Estas palabras, muy aplaudidas por el auditorio, sonaron no sólo al orgullo de un presidente complacido por la remontada, sino también al de un dirigente que apela a los sentimientos para encarar en 2015 nada menos que dos campañas electorales.

Según Rajoy, algunos se «desgañitan diciendo que todo va mal». Son los mismos, indicó en referencia a los socialistas, que ignoraron la crisis e ignoran ahora la recuperación. «No tienen remedio», manifestó.

Rajoy defendió ayer la Constitución como las «raíces de nuestro pasado y los cimientos de nuestro futuro». Algunas cosas, señaló en alusión a Podemos, «hay que explicárselas a los adanes que pululan por nuestro país, que se creen que todo empieza por ellos».

Aunque se descarta una reforma antes de que acabe la legislatura, el presidente abrió ayer una rendija: «Nuestra Constitución se ha reformado ya dos veces y se reformará las veces que lo exija el interés general o real de los españoles o el desarrollo del proyecto europeo». Fuentes del PP explicaron que Rajoy siempre ha sostenido que estos cuatros años eran el momento de las reformas en España y los siguientes, en Europa. «Apoyaremos cualquier reforma a futuro si ello fuera necesario», apuntó, con la condición de que no es negociable ni la soberanía nacional ni la unidad de España. «Yo no rechazo las diferencias, lo que rechazo es que se quiera convertir en el sustrato de la acción política», señaló en relación a Artur Mas.

Rajoy aseguró que España necesita en estos momentos «más reformas económicas y sociales» para superar definitivamente la crisis. «Y las habrá», anunció, sin desvelar nada más. Ni siquiera a sus presidentes autonómicos, con quienes comió tras el acto, en un almuerzo de pie, sin más mensajes que los exhibidos en público.