Rajoy cree que la unión política en la UE neutralizará el desafío de Mas

ABC 14/04/14

Europa frente al independentismo catalán. Ese es el plan de Mariano Rajoy para conjurar, paralelamente a las herramientas jurídicas que la democracia le otorga, el proyecto soberanista del Gobierno de Mas. Si hace unos meses La Moncloa activaba una estrategia para reforzar la labor pedagógica en defensa de la unidad de España, desplegando a ministros y altos cargos en actos dirigidos a la sociedad catalana, ahora toca poner en valor los revolucionarios cambios que desde el punto de vista fáctico van a implementarse en los países de la UE. Es decir, Rajoy lo tiene claro: lo que viene de Europa supone un proceso de cesión de competencias y soberanía de tal magnitud que es incompatible con la involución nacionalista que persigue la Generalitat. El Derecho comunitario se está haciendo presente, e irá ascendiendo por capilaridad hasta los preceptos constitucionales, en espacios que hasta ahora se consideraban exclusivos de la soberanía estatal. Por ejemplo, la justicia penal.

Así, el Ejecutivo fía a ese proceso natural en el que están concernidos los 28 países comunitarios la verdadera, profunda y silente reforma constitucional, muy lejos de los cambios instrumentales que reclaman las formaciones catalanas y, en menor medida, la oposición socialista, con matices federalistas. «Esta integración comunitaria constituye la mayor transformación de nuestra Carta Magna y de la estructura del país». Son palabras del presidente al preguntarle ABC (13/03/2014) por el desafío de Mas. Un ministro de Rajoy lo traduce ahora así: «Es el planteamiento del jefe del Gobierno, que está trasladando a todo su equipo. Con independencia de los argumentos jurídicos con que estamos abordando el descabellado plan de CiU, la verdadera respuesta política está en la integración europea». En otras palabras: la pérdida de soberanía por parte de España entraña tal cambio para nuestra configuración política que será innecesaria cualquier otra; sobre todo la que persiguen Rubalcaba o los líderes convergentes. Esa «extravagancia» catalana, según palabras de un alto cargo de La Moncloa, chocaría con Europa, «y no solo porque es imposible la permanencia de un territorio separado de un país miembro».

· El derecho comunitario se está haciendo presente en espacios hasta ahora reservados a los estados

Así, la diplomacia española en la Unión empieza a dar sus frutos. El último, la rotundidad del nuevo primer ministro de Hollande, Manuel Valls, que hace unos días defendió, «frente al disloque catalán, una Europa fuerte, una Europa unida». Una contundente declaración de principios de un francés de raíces españolas que traduce el «mantra» europeo: la UE debe superar ya los nacionalismos que causaron las dos guerras mundiales. Y entre esos particularismos cobra una vigencia extemporánea el catalán, que solo halla ecos en grupos xenófobos flamencos e italianos. Cultivar esas doctrinas excluyentes sería, según un asesor del presidente, una suerte de «esquizofrenia política europea» (disloque, según Valls), insostenible en el siglo XXI. Así lo explica a ABC: si el Banco de España ya no va a supervisar al Banco de Santander o al BBVA y lo va a hacer una entidad con sede en Fráncfort; si el FROB español tiene los días contados; si la unión fiscal camina lenta, pero firmemente, por los meandros de Bruselas; si la fresa onubense o la producción lechera asturiana la tienen que defender un comisario rumano; si los pasaportes han quedado embebidos en territorio Schengen por el Documento Nacional de Identidad; si una sueca decide la hoja de las concertinas con que África sortea el hambre…, algo muy importante está ocurriendo con la soberanía que hasta hace unos años administraba cada país y ya no lo hace.

Acuerdos contractuales
Se trata de uno de los ejes que manejará el PP en su campaña europea, a cuyo frente ha colocado al todavía ministro Arias Cañete. La estrategia popular tratará así de neutralizar el victimismo con el que se guarnece Mas en favor de un discurso en positivo, basado en la europeidad de España y en la necesidad de respaldar los cambios en la UE como bálsamo, de paso, para combatir la crisis. Así, el presidente ha comentado a su círculo más próximo que esos «acuerdos contractuales» que está suscribiendo España a base de perder atribuciones «ya están cambiando la Constitución».

En Génova hablan de que «el europeísmo va a refundar la España que salió de la Transición». Y recuerdan cómo «la segunda reforma que se ha realizado de la Carta Magna también se hizo por mandato europeo en 2011, cambiando el artículo 135 para incluir el control presupuestario, con el total acuerdo del entonces Gobierno socialista de Zapatero y el PP de Rajoy».

 

El futuro de los catalanes también se juega en Europa
Es determinante que quien esté al frente de la Comisión mantenga la interpretación que se ha hecho hasta ahora de los textos legales en asuntos como el catalán

El resultado de las elecciones europeas tendrá una influencia determinante en la política europea de Mariano Rajoy. Las encuestas predicen que a escala comunitaria los populares tienen una pequeña ventaja respecto a los socialistas, pero no es tan significada como en anteriores elecciones. Lo que sí está claro esta vez es que la delegación española será la más importante dentro del grupo popular europeo, después de la alemana, lo que le conferirá al PP español una situación de gran importancia en las votaciones y en la dirección de la política europea. Los diputados populares españoles tendrán un peso muy importante, más que los socialistas, a los que las encuestas no predicen que vuelvan a tener el peso que tuvieron en las pasadas legislaturas.

· Liberales
Sin embargo, en asuntos como el desafío catalán existen factores aún no definidos en los que los resultados de las elecciones y los pactos futuros pueden tener una gran importancia. Uno de ellos es el papel que va a jugar el grupo liberal en la Eurocámara (el tercero después de populares y socialistas), que lleva años tratando de tener influencia en España, pero hasta ahora los únicos partidos españoles que ha podido sumar han sido Convergencia y el PNV. Según el resultado de UPyD en las europeas, los liberales podrían intentar atraerse a los diputados de Rosa Díez a su grupo parlamentario, lo que provocaría un conflicto inevitable con los nacionalistas. En caso contrario, el grupo liberal seguiría a expensas de la influencia de Convergencia y PNV.

Con unos y otros, con socialistas y liberales, y con la siempre dominante Alemania, que tiene a una gran coalición en el Gobierno, Rajoy tendrá que buscar los equilibrios en el reparto de los puestos en la Comisión y el Parlamento, en busca de definir un espacio para controlar los intereses estratégicos.

· Inequívocos
En Bruselas se da por hecho que los independentistas catalanes volverán a intentar implicar a las instituciones europeas en sus planes, lo que hasta ahora no han conseguido. Por eso es determinante que quien esté al frente de la Comisión Europea mantenga la interpretación que se ha hecho hasta ahora de los textos legales en todos los sentidos. En realidad, los tratados son inequívocos en lo que respecta a que en un territorio que deje de formar parte de un estado miembro, incluso si fuera de forma pactada, dejan de tener efecto los tratados. Sin embargo, desde los movimientos secesionistas se tiene la esperanza en que una negociación haría posible soslayar este principio.

El mayor cimiento para las posiciones de la defensa de la unidad de España ha sido lograr que hasta ahora ningún gobierno europeo haya consentido ni un guiño de simpatía hacia lo que significan las aventuras secesionistas catalanas.

La estrategia de Artur Mas de internacionalizar sus pretensiones ha sido hasta ahora un fracaso absoluto. Hace una semana, en la propia Bruselas, se escenificó una mínima parte de lo que podría suceder en el seno de la Unión Europea si se desencadenase un proceso de secesión tras el contagio de la secesión unilateral de una región: los independentistas catalanes se apoyaron en los racistas xenófobos del Vlaams Belang flamenco para organizar una manifestación y rápidamente se convirtió en un festival de nacionalismos egoístas, con banderas de Tirol del Sur, Lombardía, Véneto, Córcega, Normandía, por supuesto Escocia, etc.

· Desafío
La implosión de la UE en un modelo de asamblea de regiones henchidas de sus particularismos, surgidas precisamente de la insolidaridad con sus vecinos, representa un desafío para la supervivencia de Europa. Muchos de estos nacionalistas, los flamencos belgas, por ejemplo, afirman que lo natural es que desaparezcan los estados y que el poder se reparta entre Europa y las regiones. Pero esa Europa federal con poder indiscutible no existe todavía, no está claro que pueda existir y la perspectiva de los nacionalistas regionales es prácticamente la vuelta a la Edad Media.

España se ha sentido reconocida por su posición contraria a la independencia de Kosovo, porque ya advirtió que tendría consecuencias indeseables (Rusia lo ha usado como precedente para anexionarse Crimea) y la idea de que no puede haber ni referéndum ni proclamaciones unilaterales de independencia ha sido defendida con acierto por el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo.