Rajoy sólo puede pactar con Mas si retira el referéndum secesionista

EDITORIAL – EL MUNDO – 31/07/14

· El tono en el inicio de la entrevista de Mariano Rajoy con Artur Mas fue frío y distante, como se vio en el primer saludo entre ambos, y así se mantuvo hasta el final de la reunión. Es cierto que el presidente de la Generalitat se refirió a la existencia de un «clima de diálogo abierto» con el Gobierno central, pero no puede haber ningún tipo de diálogo mientras no retire el desafío al Estado que supone el referéndum secesionista. La entrevista de ayer fue, pues, una ocasión perdida para encauzar el problema generado por los dirigentes políticos de Cataluña, como por otra parte se preveía.

El presidente del Gobierno respondió con la firmeza que ha mantenido desde que Mas anunció la convocatoria de la consulta: «Es ilegal y por tanto no se puede celebrar». En un alarde de osadía, Mas, que acudió a La Moncloa sin plan B, se lamentó de que el Gobierno no hubiera «presentado una propuesta alternativa más allá de decir que la consulta es ilegal», y afirmó que «estamos decididos a sacar adelante la consulta dentro de los marcos legales que haya en el futuro y, a ser posible, de acuerdo con el Estado». Para sentenciar con un ejemplo que todo el mundo entendió: «A la británica». Como si el caso catalán se asemejara en algo al escocés.

Mas no explicó en qué basa su confianza sobre un cambio del marco legal en poco más de tres meses, o que se pueda producir ese acuerdo con el Estado que, con estos elementos, es imposible. Parece una boutade de quien se encuentra más acorralado que nunca, ve cómo se acerca el momento crucial de su carrera política y no tiene cartas para mantener el órdago que ha lanzado. Cualquier decisión sobre el futuro de Cataluña tiene que ser tomada por todos los españoles, porque esa es la legalidad vigente y eso es lo que Mas parece no querer entender. El presidente de la Generalitat sigue enrocado en que tiene el respaldo de la mayoría social y de la mayoría política catalana, pero olvida que el Congreso de los Diputados rechazó el pasado 8 de abril la delegación de la competencia a la Generalitat para convocar referéndums. No tiene la ley de su parte y otro síntoma de su tremenda debilidad es que amenazó con una «movilización espectacular» el próximo 11 de septiembre, pretendiendo poner a la calle –por muy numerosas que sean esas manifestaciones– por encima del Parlamento, que éste sí representa a la voluntad popular.

Durante la reunión Mas presentó a Rajoy un documento con 23 propuestas sobre financiación, infraestructuras, política lingüística y unidad de mercado entre otras. El Gobierno podría negociar sin problema alguna de estas cuestiones, pero ¿para qué hablar de que el Estado central financie una línea de ferrocarril entre los puertos de Tarragona y Barcelona si el objetivo final es que Cataluña salga de ese Estado?

El fraude fiscal de Jordi Pujol y el peregrinaje judicial de sus hijos también estuvo presente en la entrevista. Aunque en su intervención ante los medios sólo se refirió a él a preguntas de los informadores, la respuesta de Mas dejó traslucir el golpe moral que ha supuesto la confesión del ex president. Porque no se entiende de otra forma que su única defensa ante ese escándalo fuera recordar que existe corrupción en casi todos los partidos políticos y en la mayoría de las comunidades autónomas. Eso es así, pero no debemos olvidar que Pujol ha estafado a la Hacienda catalana y nadie en la Generalitat ha anunciado hasta ahora ninguna acción legal contra el fundador de Convergència. Mas se sigue acercando al precipicio y ya sólo le queda detenerse y volver atrás para no despeñarse ni despeñar a los catalanes.

EDITORIAL – EL MUNDO – 31/07/14