Recordemos que así empiezan las guerras

RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 05/09/15

· Podían haber huido a Arabia Saudí. Allí recibirían comida de la Media Luna Roja, sin posibilidad de ahogarse por el camino.

«Incluso cuando llegué, unos dos meses después de la matanza, todavía no se había lavado toda la sangre con las aguas del río Orontes que serpentea a través de la ciudad dándole una distinción que en otro tiempo hizo de Hama la ciudad más bella de Siria (…) A día de hoy nadie sabe cuántos cuerpos estaban enterrados bajo el mar de casas destruidas y capas de hormigón, pero Amnistía Internacional, en su informe de noviembre de 1983 sobre Siria, decía que las estimaciones oscilaban entre 10.000 y 25.000 muertos, en su mayoría civiles; miles más se quedaron sin hogar. El régimen sirio de Hafez al-Assad, responsable de ejecutar la matanza, no se molestó en contestar estas cifras o en arreglar Hama antes de reabrir en mayo de 1982 la autopista que la cruzaba proveniente de Damasco. Estoy convencido de que Assad quería que los sirios vieran Hama en crudo, que escucharan detalladamente su silencio, que reflexionaran sobre su dolor». (From Birut to Jerusalem. Thomas Friedman. Collins. Londres, 1990)

Este Assad fue un aliado de Occidente durante sus treinta años de ejercicio despótico del poder. Baste como prueba la impresionante representación internacional que asistió a los funerales de este asesino en mayo de 2000. Presidentes, jefes de Gobierno… La representación española fue sólo un vicepresidente del Gobierno. Se llamaba Mariano Rajoy. Todavía en marzo de 2011 nuestra ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, hizo una visita al Damasco de Bachir al-Assad. A ocho meses de que estallase la guerra que nos ha llevado a donde estamos hoy, Trini declaraba que ese régimen era un modelo a seguir por sus reformas…

El «modelo» de reformas de Trini ha conseguido que cuatro millones de sirios hayan huido del país en los últimos cuatro años y casi ocho millones más intenten hacerlo ahora. Huyen de una guerra que enfrenta lo que queda del régimen de los Assad –en el que han aguantado casi 45 años– y la creciente amenaza del Daesh (Estado Islámico). Pero lo fabuloso es que vienen a Europa sabiendo que aquí se les dará la atención que precisen. Y asumiendo que pueden imponer sus formas. ABC.es emitía ayer un video espeluznante en el que policías macedonios intentan repartir alimentos a refugiados sirios, pero como las cajas llevan el emblema de la Cruz Roja, lo rechazan al grito de « Allahuakbar! ». Y cuando por fin los agentes se retiran con la comida, irrumpen en aplausos.

Esos sirios podían haber huido a Arabia Saudí. Allí recibirían comida de la Media Luna Roja, no hubieran tenido ninguna posibilidad de ahogarse por el camino y la renta per cápita del reino saudí es infinitamente más alta que la de Macedonia: según la estimación del FMI de este año, el PIB per cápita de Arabia Saudí es de 53.149 US$, mientras que el de Macedonia es 10.945US$. Y por cierto, el de Alemania es 46.895 US$, bastante menos que Arabia Saudí. Pero claro, se está mejor en la Baviera cristiana que en la Yedah musulmana.

Aceptar a decenas de miles de refugiados tendrá una consecuencia inevitable: el efecto llamada nos obligará, antes o después, a intervenir en Siria e Irak. Porque si seguimos recibiendo a todos los que huyen del horror de la guerra, acabaremos dejando Irak y el Levante a disposición del Daesh –que entonces sí será un verdadero Estado– sin oposición interna y como base desde la que lanzar su yihad contra Occidente, empezando por la Europa del otro lado del Mediterráneo. Ya saben. Así empiezan las guerras (mundiales).

RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 05/09/15