Rivales necesarios

TONIA ETXARRI, EL CORREO – 06/04/15

Tonia Etxarri
Tonia Etxarri

· El PNV y los herederos de Batasuna se necesitan para marcar su propio territorio.

Anotar que el Día de la Patria vasca se celebró con las fuerzas nacionalistas divididas y con mutuos emplazamientos entre el PNV y la izquierda abertzale, es poner una cruz más en el anuario de las actividades políticas. Como si formase parte del guión previsto, con los tintes electorales que impregna, eso sí, el año político en que nos encontramos. Los abertzales separados y los demás mirando. Con la novedad de que los que no celebran este día, incluso quienes todavía no se han estrenado en la Cámara vasca, tienen algo que decir. Seguramente la proporción parlamentaria cambiará en las próximas elecciones si, como dicen las encuestas, Ciudadanos, con un discurso anti Concierto económico y Podemos diciendo que la independencia sería su «última opción», van a hacerse un hueco en el próximo hemiciclo.

Pero, de momento, los nacionalistas, que son mayoría parlamentaria en Vitoria y que son los únicos que celebran el Día de la Patria, volvieron a marcar su terreno. Porque este año, además de la disputa abertzale con aristas electorales, queda pendiente el fin del relato de cinco décadas de horror marcadas por la violencia terrorista de ETA. Por eso ayer el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, se refería a la paz y al soberanismo cuando quiso tender una mano a la izquierda abertzale después de haber protagonizado unos días de enfrentamiento.

En Cataluña, el activismo independentista de ERC y la CUP, junto a la presión de los ‘lobbys’ de la Asamblea Nacional de Cataluña y el Omnium cultural, ha conseguido que Artur Mas haya dado una vuelta de tuerca. Y que Convergencia, sin Unió, se haya comprometido, por primera vez en su historia, a incluir la independencia en su programa electoral.

En Euskadi, sin embargo, el PNV ha venido dando muestras, desde que Urkullu es lehendakari, de que su apuesta no se saldrá de los límites de la legalidad. Pero nunca ha querido cerrar puertas. Ni al pragmatismo ni a la ensoñación. Del primero se encarga el lehendakari. Del segundo, el partido. Y en celebraciones como la de ayer es en donde se aprovecha para radicalizar el mensaje. Por eso ayer mientras Urkullu hablaba del acuerdo interno de los vascos para reformar el nuevo estatus, el presidente del PNV empujaba el péndulo hacia la izquierda abertzale. A pesar del ‘postureo’ de los desencuentros anteriores. Con un lenguaje que recordaba épocas pasadas, Ortuzar preguntó a los herederos de Batasuna si prefieren «colaboración abertzale» o «unidad anti-PNV con los españoles». Son rivales que se necesitan. El PNV para presentarse como la fuerza de la estabilidad y los herederos de Batasuna como los auténticos nacionalistas.

La semana pasada, la recomendación del lehendakari a los herederos de Batasuna para que hicieran autocrítica por su pasividad ante los crímenes de ETA provocó una respuesta airada de los aludidos. Y, en realidad, no había sido para tanto. EH Bildu se molestó porque Urkullu les dijera lo que tienen que hacer. Pero al resto de la oposición le pareció, precisamente, que el lehendakari estaba vendiendo humo anunciando un plan de resocialización de presos de ETA, sin participantes, que no comparte ninguna otra fuerza política. Y, desde luego, los colectivos de víctimas del terrorismo. Y sobre todo, que su petición de autocrítica no fue más allá de una recomendación. No fue, siquiera, una exigencia. Pero a la izquierda abertzale, cualquier movimiento del PNV le viene bien para tensar la cuerda y marcar diferencias electorales. Por eso acusaron a Urkullu de querer mantenerlos «maniatados al pasado». Y por eso se están presentando ante la sociedad como los únicos ‘pata negra’ de la independencia. Porque saben que el lehendakari, aunque esté esperando su momento para reivindicar el eufemístico «derecho a decidir», la prioridad de su apuesta pasa por la estabiliđad institucional.

Hubo un tiempo en el que el Día de la Patria Vasca llegó a celebrarse, en la etapa de la Transición, con el concurso de partidos que no eran propiamente nacionalistas. Se reivindicaba el estatuto de autonomía, por ejemplo. Lo que provocó la participación de los socialistas que ahora reniegan de la elección forzada que presentan los independentistas: o España o Euskadi. «Mientras el Aberri Eguna esté concebido como una única visión cosmogónica de Euskadi, de ser vasco dictado por una ideología, no podremos celebrarlo conjuntamente», se lamenta la secretaria general de los socialistas vascos, Idoia Mendia. Una queja que no oculta cierta sensación de fracaso ante los obstáculos que puso el PNV, durante la legislatura de Patxi López, para evitar que el 25 de octubre se conmemorara como la Fiesta de Euskadi, coincidiendo con la fecha de aprobación del referéndum del Estatuto de autonomía.

Pero este año, Urkullu no puede presentar a los ciudadanos la puesta de largo de sus tres compromisos. La economía se va recuperando, como el resto de España. Pero en el laberinto de la llamada pacificación no está encontrando la salida. No es tarea fácil mientras se pretenda mantener una actitud proporcional entre víctimas y victimarios. Pasarán otros cincuenta años y seguiremos hablando del terrorismo de ETA mientras los partidos democráticos no se muestren más exigentes con sus marcas políticas empeñadas en no cuestionar la trayectoria terrorista.

«Los que estuvieron ahí en primera fila (los que gritaban en la calle ‘Aldaya, paga y calla’) no pueden ir ahora de garantes de la paz», protestaba ayer un extorsionado de la banda en un testimonio impactante en EL CORREO. Quizás la clave esté en algo tan personal que ya reivindicaba Maite Pagazaurtundua. Algo tan directo y tan poco partidista como sacudirse el hielo del corazón.

TONIA ETXARRI, EL CORREO – 06/04/15