Sánchez y las buenas compañías

Es muy probable, amable lector, que usted se haya preguntado alguna vez durante los últimos seis años cuál es el secreto de Pedro Sánchez, por qué razón hay tanto público que aún le adivina pulsos bajo el aspecto de cadáver político que presenta. Es la tautología que formulaba ayer en una entrevista de La Sexta, al revelar el secreto de su éxito: “afrontar los problemas de frente”, actitud mucho más práctica que afrontarlos de espaldas, pongamos por caso.

También ha sido muy explícito al negarse a investir a Puigdemont, al que compara con Feijóo: “Tiene que asumir la realidad”. Y la realidad es que los dos comparten una doble insuficiencia: ni han ganado las elecciones, ni suman una mayoría parlamentaria. En el Parlament, Puigdemont; Feijóo no sumaba en el Congreso, después de las elecciones del 23-J. La idea subyacente es que él sí ganó las legislativas y sí sumaba mayoría en el Congreso.

Es preciso ir por partes: Aún no está claro que el pastelero loco de Amer no pueda sumar una mayoría independentista o que Salvador Illa sí lo vaya a hacer mediante la agregación de sus 42 escaños, los 20 de Esquerra y los 6 de En Comú Podem. Todo esto si, y solo si, el voto exterior no cambia los resultados, que parece que no los va a cambiar. Por otra parte, Puigdemont ha calculado bien y ha dibujado una analogía muy pertinente: “Él también perdió las elecciones y sigue en el cargo”.

Después de los resultados parecía que todo iba a llevar a la repetición de las elecciones, pero hay una posibilidad de que no. ERC está desarbolada por el pánico después del jardazo electoral que le llevó a perder la tercera parte de su representación parlamentaria. Los del dimitido Junqueras tienen ante sí tres alternativas: la sartén, el fuego y las brasas. Pueden apoyar la investidura de Puigdemont, sumamente inconveniente para ellos, aunque las otras dos alternativas no son mejores: apoyar a Illa para president, lo que tendría la desventaja de convertirlo en el botifler del separatismo. La tercera opción sería pasar de todo y resignarse a la repetición electoral, que le augura un descalabro mayor aún que el del pasado día 12.

¿Con qué herramienta analítica predice Sánchez que el voto de Esquerra en favor de Junts no es viable y sí lo es en favor del PSC? No lo sé, pero a todo lo dicho hay que añadir que la encargada de negociar el tema por parte de ERC va a ser el portentoso talento alternativo de Marta Rovira desde Suiza, doblemente ausente la pobre. El tira y afloja negociador va a respaldar la inequívoca toma de postura del presidente del Gobierno cuando anunció que la negociación del Gobierno de Cataluña, se hará en Cataluña, no en ningún otro sitio.

¿En qué términos podría resolverse el lío? Por muy desesperados que estén los de Rufián,-mare de Deu-, le exigirán, qué menos, un referéndum para que el pueblo catalán pueda decidir su futuro y su partido pueda salvar la cara ante Junts per Catalunya. Esto no se lo tomaría nada bien Carles Puigdemont a mi modo de ver y cabe la posibilidad de que los siete escaños de Junts que antaño fueron cañas ahora se le vuelvan lanzas y acaben con la legislatura. Aún van a marearnos algún tiempo más, pero el prófugo está obligado a hacer acuse de recibo, salvo que se retire como le prescribe el autócrata. En fin , ya tengo dicho que de Sánchez solo nos libra Puigdemont.