Si nadie se mueve tras el 26-J, el desenlace será el mismo

EL MUNDO – 30/06/16 – EDITORIAL

· Las expectativas surgidas en la noche del domingo de un rápido acuerdo entre las fuerzas políticas para formar Gobierno se han ido disipando con el paso del tiempo. Cuatro días después del 26-J, la situación es peligrosamente parecida a la que provocó la repetición de las elecciones.

Tal y como sucedió tras los comicios de diciembre, Mariano Rajoy ha lanzado una oferta al PSOE y a Ciudadanos para formar un Gobierno de coalición o llegar a un pacto de investidura. Incluso ha expresado su disposición a gobernar en solitario si lograra el apoyo suficiente en el Congreso para ser investido.

Pero la respuesta de Pedro Sánchez y Albert Rivera ha sido la misma que hace seis meses. Los dirigentes del PSOE han dejado claro desde el mismo lunes que no están dispuestos a llegar a ningún tipo de acuerdo con el PP y que votarán no a la investidura de Rajoy.

No parece que se trate de una posición táctica sino de una decisión inamovible, ya que Sánchez cree que cualquier apoyo del PSOE para facilitar un Gobierno del PP sería percibido por sus bases como una traición a los principios del partido.

El punto de vista Rivera tiene matices distintos, pero coincide en lo esencial. El líder de Ciudadanos ha manifestado que nunca apoyará un Gobierno presidido por Rajoy, aunque ha dejado abierto un entendimiento con el PP si el presidente en funciones renuncia a ser el candidato.

Esa exigencia es muy difícil que sea asumida por el partido de Génova, ya que Rajoy ha aumentado su apoyo como líder más votado y cuenta con el respaldo de las bases y de la dirección. No deja de ser muy difícil de entender que una formación que ha obtenido 32 escaños ponga como condición que se vaya el aspirante que ha logrado 137 diputados, 52 más que el segundo.

Como hemos insistido en numerosas ocasiones, el mapa político actual obliga al PSOE y Ciudadanos a hacer un gesto para facilitar la gobernabilidad del país porque sería un disparate que los españoles tuvieran que volver a votar por tercera vez antes de las Navidades.

Hay sectores minoritarios del PSOE y de Ciudadanos que están pidiendo a Sánchez y Rivera que busquen fórmulas para que el PP pueda gobernar, como parece razonable. Pero lo cierto es que el PP ha sacado 137 escaños y con ese rédito es imposible ser investido.

Lo preocupante es que, aunque tras un arduo proceso de negociación, Rajoy dispusiera del respaldo suficiente para sacar adelante su investidura, un Gobierno sin el apoyo del PSOE o Ciudadanos estaría condenado a una corta vida, ya que siempre estaría a merced de la oposición.

Parece que Mariano Rajoy no va a dudar en esta ocasión a presentarse a la investidura, pero creemos que no debe hacerlo hasta que no disponga de las garantías de que podrá gobernar con los suficientes apoyos para acometer las reformas que necesita este país.

Por muchas vueltas que demos a esta complicada situación, cualquier Gobierno estable pasa por un acuerdo entre PP, PSOE y Ciudadanos, que se comprometan en una agenda de reformas pactada y en una política que permita disipar los nubarrones que se ciernen sobre nuestra economía.

Si las formaciones de Rivera y Sánchez no entienden esta verdad elemental, estamos condenados a la repetición de elecciones, algo que no es descartable tal y como están evolucionando los acontecimientos.

Ni siquiera un pacto bilateral entre PP y Ciudadanos sería suficiente para gobernar, ya que quedarían en minoría ante un frente formado por el PSOE, Podemos y los partidos nacionalistas, que suman más de 176 escaños.

Sólo nos queda apelar al sentido de la responsabilidad de Sánchez y Rivera para que pueda haber por fin un Gobierno. Y también al de Rajoy para que ofrezca una negociación abierta y generosa a sus adversarios políticos, sin dar por hecho que tienen que apoyarle por haber encabezado la lista más votada.

Les pedimos desde estas líneas que los tres partidos se sienten en una mesa de negociación por el bien de España, que debe estar por encima de cualquier interés partidista. Pocas cosas harían tanto daño a la credibilidad del sistema como la repetición de las elecciones.

EL MUNDO – 30/06/16 – EDITORIAL