Si Rajoy no cede

EL MUNDO – 09/02/16 – LUIS MARÍA ANSÓN

· Albert Rivera negocia a fondo con Pedro Sánchez. Está dispuesto a apoyarle con sus 40 escaños. No le exige ni vicepresidencias ni ministerios. Incluso podría aceptar un Gobierno monocolor socialista, a pesar de su escasa maniobrabilidad porque 90 escaños son muy pocos escaños. El líder de Ciudadanos resolvió el reto de la mesa del Congreso aprovechándose de que Rajoy, que está siempre a verlas venir, ni siquiera anticipó un nombre como el de Jesús Posada, eficaz presidente del Parlamento, reconocido por su objetividad a izquierda y a derecha. Ahora Rivera quiere repetir la operación. La suma de votos entre PSOE y Ciudadanos se eleva a 130. La investidura de Sánchez saldría adelante en segunda vuelta con la abstención del Partido Popular.

Esta es la solución que apoya el empresariado español, la que agrada a Angela Merkel y a la Europa unida, la que alientan los servicios de inteligencia de Estados Unidos, la primera potencia del mundo con altos intereses militares en España. Mariano Rajoy, sin embargo, continúa apoltronado en la silla curul de Moncloa disfrutando del botafumeiro que Soraya y María Dolores bambolean dulcemente a la puerta de su despacho. El presidente en funciones no quiere escuchar cómo graznan los gansos del Capitolio desde el canal de televisión que él salvó, cuando se extinguía, y que se dedicó enseguida a la exaltación de Podemos para fragilizar al PSOE. Rajoy debió hacer todo lo contrario, como le sugirió en un gran artículo Gregorio Marañón. La estabilidad de España descansa sobre un partido fuerte de centro derecha y sobre un partido sólido de centro izquierda. El equilibrio de cuatro décadas se ha fracturado cuando la nave electoral de izquierdas ha virado a babor, con las velas sopladas por el viento extremista de un infatigable canal de televisión.

Si Rajoy no cede, desdeñando las presiones nacionales e internacionales, su responsabilidad histórica será muy alta porque Sánchez se doblegará en los idus de marzo a las exigencias de Podemos. Su destino personal es o César o nada, es decir el aut Caesar aut nihil de la ambición Borgia. O a La Moncloa o a casa. El Frente Progresista que propone, y que es lo que realmente le agrada más, consiste en la alianza entre los socialistas del PSOE y los comunistas de IU y Podemos. El clásico Frente Popular, en fin. El líder socialista necesita para ganar la investidura de esta opción en segunda vuelta la abstención de ERC y los votos del PNV, que está a punto de conseguir. El Partido Nacionalista Vasco dispone de la llave que puede abrir al PSOE los portones del palacio de La Moncloa.

Rajoy y su entorno arriólico están seguros de que Pedro Sánchez fracasará en la investidura y que las elecciones generales, las nuevas y carísimas elecciones generales, se harán inevitables. Son muchos los dirigentes del Partido Popular que en cenas y almuerzos privados se manifiestan en favor de que Rajoy ceda y permita, con la abstención del PP, la investidura de Sánchez apoyado por Rivera. El presidente en funciones, sin embargo, permanece impasible y solo teme recibir un hachazo de José María Aznar, el político que medita en la sombra, recordando tal vez los versos precolombinos: «Estos toltecas eran ciertamente sabios. Solían dialogar con su propio corazón».

Luis María Anson, de la Real Academia Española.