Técnicas militares y sangre fría

EL MUNDO 08/01/14

· Policías europeas se cuestionan si es el primer golpe de yihadistas que regresaron de Siria

Los policías dedicados a la lucha antiterrorista que en Madrid y en otras capitales europeas vieron el miércoles los vídeos en internet del ataque en París contra el semanario satírico Charlie Hebdo no tuvieron ninguna duda. Aquellos que lo han perpetrado conocían las técnicas militares y poseían experiencia bélica.

Tampoco se sorprendieron mucho del objetivo elegido. Muchos sabían que la revista satírica francesa estaba desde hace años entre los objetivos del terrorismo islamista. Inspire, una de las revistas online de Al Qaeda, había colocado en 2013 a Stéphane Charbonnier, el director de Charlie Hebdo, en una lista de enemigos con los que había que acabar. Lo consiguieron ayer.

«Desde la primera publicación de las caricaturas de Mahoma [en 2005] Charlie Hebdo se convirtió en un símbolo, en un blanco», explicó Louis Caprioli, que fue durante años jefe de la sección antiterrorista de la policía francesa (DST). Al atacar al semanario se «golpea a los laicos que han osado hacer mofa del Profeta», añadió. «Para ellos es un desquite divino», concluyó. Por algo los atacantes gritaron a la salida: «Hemos vengado al profeta Mahoma».

Los tres terroristas que llevaron a cabo el asalto no eran esos lobos solitarios que se radicalizan a solas y aprenden gracias a páginas webs especializadas en cómo fabricar un artefacto explosivo. Eran profesionales del terrorismo que actuaron a sangre fría. Nada que ver, por ejemplo, con Michael Zehaf-Bibeau, el joven canadiense que en octubre penetró en el Parlamento de Ottawa y sólo mató a un policía.

A partir de esas constataciones surgen las primeras preguntas que, por ahora, no tienen respuestas: ¿Son antiguos yihadistas que han combatido en Siria o Irak y regresan a los países de origen con la experiencia bélica adquirida? ¿Es el de Charlie Hebdo el primer atentado que logra perpetrar en suelo europeo el Estado Islámico (IS, por sus siglás en inglés)?

ATAQUE PREMEDITADO
«Utilizan técnicas de guerrilla urbana», señalaba en una entrevista con la web del semanario L’Express Frédéric Gallois, que durante años estuvo al frente del Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional, el equivalente en Francia de la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil española. «Es una auténtica operación de comandos: llegan, disparan y se repliegan», añadió. «Disponían de armas de guerra (…)», prosiguió el ex gendarme Gallois. Actuaron «con absoluta tranquilidad» y basta para ello con ver cómo regresan a su vehículo después de acabar con la vida de la redacción de Charlie Hebdo. «Su golpe fue preparado de antemano, planificado». «Nos enfrentamos a hombres con experiencia».

Los terroristas poseían además información porque irrumpieron en la sede de la revista justo cuando se celebraba la reunión del equipo de redacción y se encontraba allí el mayor número de periodistas y caricaturistas. Ocho de las 12 víctimas mortales son periodistas, algunos muy conocidos en Francia.

En las redes sociales algunas cuentas de islamistas radicales, muchas consideradas afines al IS, se alegraban del atentado. «Quién siembre vientos recoge tempestades», escribía un presunto musulmán en Twitter. «A ver si se atreven a seguir diciendo que el Corán es una mierda», añadía otro.

El IS como tal no ha reivindicado el ametrallamiento. Aún así desde su fundación, el año pasado, está surgiendo «una movilización general» de los elementos radicales en las comunidades islámicas, señala Fernando Reinares, investigador en terrorismo internacional del Real Instituto Elcano. «Si no han actuado directamente bajo las órdenes [del Califa Abu Bakr al Bagdadi] lo han hecho al menos inspirados por él», asegura.

En Francia hay un caldo de cultivo propenso al extremismo islamista. Pese a que las estadísticas religiosas están vetadas es probablemente el país de Europa con más musulmanes. Michèle Tribalat, socióloga experta en inmigración, calcula que ya son cinco millones, es decir el 7,5% de la población. En Alemania son 4,1 millones, en el Reino Unido 2,9 y en España 1,2.

Desde Francia es desde donde más jóvenes han partido en Europa estos últimos años para incorporarse a los grupos yihadistas que luchan en Siria, aunque desde el verano todos los radicales quieren sólo alistarse en el IS. El ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, calcula que son algo más de mil, es decir un tercio de los residentes en Europa que ahora empuñan las armas en Siria e Irak. La mayoría de los combatientes extranjeros a las órdenes del Califa proceden de países árabes.

Pero esa presencia musulmana en suelo francés tiene también un lado positivo. Tras el atentado hubo un sinfín de dirigentes religiosos y laicos de esa comunidad que lo condenaron en términos muy contundentes. «¿De qué profeta hablan?», se preguntó, por ejemplo, Hassen Chalghoumi, imán de Drancy. «No del de el amor, la tolerancia y el perdón que nos enseña el Corán», se contestó a sí mismo.

Su discurso antiinmigración juega a menudo con la carta del miedo, con el temor de un sector de la sociedad a que el islamismo radical se extienda en un país con cinco millones de musulmanes y que tiene problemas de integración. Este miedo, según la presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen, «está ahí fuera». La líder del partido que más acapara el voto islamófobo en Francia denunció ayer que el objetivo del terrorismo islamista es «paralizar a través del miedo para someter o censurar».

En esta ocasión, la política más valorada en las encuestas fue más cuidadosa de lo habitual en su discurso y, tras el atentado, pidió que no se mezcle «a los compatriotas musulmanes unidos a los valores de la nación» con aquellos que «creen que pueden matar en nombre del islam», aunque sí dijo que este ataque «debe liberar la palabra frente al fundamentalismo».

«Hay que comenzar por ponerle nombre a lo que ha pasado. No hay que tener miedo de decir las palabras: se trata de un atentado terrorista cometido en nombre del islamismo radical», declaró contundente Marine Le Pen.

Si hay un partido que aglutina el voto antiinmigración es el Frente Nacional, que defiende el cierre de las fronteras y alerta contra los peligros de que el islamismo se extienda en el país. El último número de la revista Charlie Hebdo ironizaba precisamente sobre la polémica en torno a Soumission, el libro de Michel Houellebecq en el que el autor plantea una Francia gobernada por un partido islamista y que se publicaba ayer.

La propia Marine Le Pen advertía estos días que la posibilidad de que un partido islamista llegue al poder en el país «no es una fantasía» y que puede «convertirse en realidad» en un futuro no muy lejano. Los musulmanes ya representan el 10% de la población francesa. Por eso, Houellebecq ha sido muy criticado por los medios galos, que creen que su teoría da alas a un Frente Nacional que tiene cada vez más espacio político y que ya ganó mucho terreno en las últimas elecciones europeas y municipales.

El partido ultraderechista encabeza la intención de voto en las elecciones departamentales que tendrán lugar en marzo. Según un sondeo publicado hace dos semanas por Odoxa, el 28% daría su voto al partido de Marine Le Pen, frente al 25% que se inclinaría por la UMP y el 17% que votaría por el Partido Socialista.

El número dos del partido, Florian Philippot, rechazó sin embargo que su formación vaya a sacar rédito político de los atentados perpetrados contra el semanario. «Los que están en este tipo de preocupaciones electorales son indecentes y vomitivos. Son unos pobres tipos», dijo el brazo derecho de Marine Le Pen.