Tribunal inapelable

 

La litigiosidad en torno a la izquierda abertzale y su evolución puede haber llegado a un punto en el que las convicciones fundadas en derecho pesen más que las certezas jurídicas inapelables. El sistema democrático cuenta con el mecanismo para solventar tales contradicciones: la sentencia del órgano jurisdiccional superior.

El Tribunal Constitucional (TC) deberá pronunciarse hoy sobre el recurso presentado por Bildu a la anulación de sus candidaturas por parte del Tribunal Supremo, antes de que dé comienzo la campaña electoral. Independientemente del procedimiento establecido por el alto tribunal para dilucidar tan delicado asunto con la celeridad que exige la legislación, resulta necesario que el desarrollo de sus deliberaciones y su resolución final no se vean sometidas al insidioso supuesto de que responden a unos u otros intereses políticos. La litigiosidad en torno a la izquierda abertzale y su evolución respecto a ETA puede haber llegado a un punto en el que las convicciones fundadas en derecho pesen más que las certezas jurídicas inapelables. Por eso mismo tanto el conjunto de los responsables públicos como los líderes de opinión han de recordar que el sistema democrático cuenta con su propio mecanismo para solventar tales contradicciones, que no es otro que la sentencia dictada por el órgano jurisdiccional superior. Al fin y al cabo lo único inapelable será la decisión que hoy adopte el Constitucional.

Editorial en EL CORREO, 5/5/2011