Un Fuenteovejuna plural

Zapatero y su vicepresidenta han dicho en innumerables ocasiones que gracias a ellos «España está más cohesionada que nunca», y los hechos no les quitan la razón del todo. ¿Hay alguna expresión más acabada de la unidad de España que ese rechazo común y compartido al Rey, una gran y fraternal pitada, antes de partirse el alma por ganar una copa que lleva su nombre?

Para los espectadores vascos de la final de Copa no hubo nada raro en el hecho de que las cámaras de TVE conectaran con San Mamés cuando los Reyes acababan de entrar en el palco del Mestalla y comenzaba a sonar el himno nacional. Pasa todas las Nochebuenas en su televisión autonómica: mientras el resto de las cadenas conectan con el Palacio de la Zarzuela a las 21.00 horas para retransmitir el mensaje real, ETB inicia un teleberri con asuntos propios. Eso no quita para que al día siguiente, su primer bloque informativo se dedique a las reacciones de los partidos vascos al discurso que no se emitió la víspera.

La mayoría, pues, no lo echó de menos hasta el final del descanso, cuando nos pidieron excusas por un «error humano» y, para reparar la pifia, emitieron el himno al comienzo del segundo tiempo, en diferido, aunque bajaron el sonido ambiente y subieron el volumen de la música para disimular la cencerrada.

«Errare humanum est», escribió Séneca en sus Controversias, aunque él no llegó a conocer nuestras televisiones públicas en general y TVE en particular. Errores humanos ha habido siempre en Televisión. Algunos graves, como aquel inmortal Ce-Ce-O-O de Urdaci, otros veniales y redimidos por el sentido del humor, como el inserto de sendas fotos de Rajoy entre dos planos de torturas en Abu Grahib y para ilustrar el suicidio de un etarra, o aquella de Acebes en medio de una información sobre los vuelos clandestinos de la CIA.

Fernández de la Vega le explicó la cuestión al portavoz de la oposición en el Senado, el 23 de noviembre de 2006: «Le voy a decir por qué la política de comunicación ha cambiado: ha cambiado porque no mentimos; las huelgas son huelgas. No ocultamos: las manifestaciones son manifestaciones. No manipulamos: Comisiones Obreras es Comisiones Obreras, no CCOO. No excluimos a nadie, porque el líder de la oposición está en todas las radios y en todas las televisiones… Los ciudadanos quieren que se les hable, como mínimo, con respeto a su inteligencia».

Así lo dijo, en primera persona del plural, como si fuese la directora de los Servicios Informativos del Ente.

La pitada masiva al Rey y al himno son, al parecer, «hechos aislados», y no es función de Televisión Española difundir una imagen distinta a la España plural, diversa y unida que con tanto empeño dibuja en el aire el presidente Zapatero. «Voy a hacer una España tan federal que nos os vais a querer ir», dijo a la tropa de ERC la legislatura pasada, no vayan a creer que su portentosa capacidad de predicción se limita al terrorismo y a las cuestiones económicas.

Él y su portavoz, la vicepresidenta De la Vega, han dicho en innumerables ocasiones que gracias a ellos «España está más cohesionada que nunca», y los hechos no les quitan la razón del todo. La mayor parte de las hinchadas de ambos clubes se unió en la gran y fraternal pitada que dedicaron al unísono al jefe del Estado y al himno nacional. ¿Hay alguna expresión más acabada de la unidad de España que ese rechazo común y compartido al Rey, antes de partirse el alma por ganar una copa que lleva su nombre?

Santiago González, EL MUNDO, 15/5/2009