Un test para Rbcb

EL MUNDO 19/05/14
SANTIAGO GONZÁLEZ

Hoy publica este periódico la última encuesta de campaña. Todas las publicadas habían cerrado su trabajo de campo antes del debate entre Cañete y Valenciano. Hay coincidencia casi universal (salvo La Razón y ABC, que dieron a Cañete ganador) en que el candidato popular pinchó en el debate y se recreó al día siguiente con Susanna Griso. Lo que no está claro que el PSOE pueda sacar mucha ventaja de ese pozo.

Para empezar, no se aprecian diferencias sustanciales. Palabras de Valenciano en Valencia, hermosa redundancia toponímica: «Las mujeres tenemos los mismos derechos, inteligencia y dignidad que los hombres». He aquí un ejemplo canónico de frase desdichada, poco meditada, vaya. Los mismos derechos, sí, lo dice la ley. La misma inteligencia, dignidad, y, pongamos por caso, los mismos estudios, no necesariamente. Depende de qué mujer comparemos con según qué hombre, pero no se puede subsumir a una persona mujer en todas las mujeres, ni a una persona hombre en todas las personas de sexo masculino. Son los individuos (y las individuas, claro) quienes tienen cada cuál su inteligencia, su dignidad y sus estudios; no son generalizables.

En realidad, tanto Valenciano como Cañete (y Rubalcaba, que pensaba lo mismo que éste cuando tenía que confrontar con SorayaThe First, su antagonista en tanto que portavoz parlamentaria) parten del mismo prejuicio: la mujer como sexo débil. De ahí la discriminación positiva que reclama el feminismo socialdemócrata y las desigualdades entre sexos reimplantadas por Zapatero en el Código Penal. Tanto batallar, para redescubrir aquella agravante franquista del desprecio de sexo. Cañete y Rubalcaba han traducido a sus comportamientos prácticos esta falacia igualitarista y han dado con la caballerosidad intelectual: tenemos que rebajarnos un poco para no apabullarlas.

Los resultados de la encuesta no son relevantes para Europa, ni siquiera para España. Es el fin del bipartidismo, dicen los partidos pequeños en un arranque tan voluntarioso como discutible. Cierto que la suma de los votos del PP y el PSOE ha disminuido en 21,4 puntos desde 2009, pero es porque el electorado que se abstiene es, precisamente, el del PP y el PSOE, hecho que no es previsible en unas legislativas.

¿Para quién son importantes entonces? Fundamentalmente para Rubalcaba y para quienes aspiran a ser el malvado visir en lugar del malvado visir. Si el PP gana, aumentarán las posibilidades de Chacón, Madina y López en las primarias. Si gana el PSOE, Rubalcaba se afianzaría en la silla. ¿Será posible que lo del debate haya sido un ardid de Arriola–«Cañete, tú, lo que yo te diga»– para quemar el último cartucho a favor del mal menor? Evidentemente, no, pero ante lo incomprensible uno se agarra como puede al wishful thinking.