Una cinta sobre Sabino Arana añade controversia a su figura

«Sabino Arana. Dios, patria, fueros y rey. ¿Un Dios o un loco?». Con este largo título, el documentalista Javier Santamaría ha reunido casi cuarenta testimonios de uno y otro bando: a favor y en contra del padre del nacionalismo vasco. El documental se estrena el día 2 en Bilbao.

«Sabino Arana. Dios, patria, fueros y rey. ¿Un Dios o un loco?». Con este largo título, el documentalista Javier Santamaría ha reunido casi cuarenta testimonios de uno y otro bando: a favor y en contra del padre del nacionalismo vasco. Xabier Arzallus, Jordi Pujol, Juan José Ibarreche, Carod-Rovira, María San Gil, Jon Idígoras, Iñaki Ezkerra, Gotzone Mora y Román Cendoya son algunos de los que participan en una cinta que dará que hablar.

Javier Santamaría (Madrid, 1964) es un tipo afable que habla sin parar. Vive en Valencia, y es desde hace tiempo el presidente de la Asociación de Documentalistas Españoles. Nunca antes, sin embargo, se había embarcado en un proyecto como éste. Se le nota el entusiasmo, aunque dice que, ya antes de estrenar, le está pesando la polémica. «Cada vez que llamaba a alguien, todos me reñían: ¡pero hombre, cómo se te ocurre hacer algo así!». Por eso, él habla claro de quiénes le han ayudado y quiénes no: «Cuando ya habíamos hecho la entrevista, Xabier Arzallus quería que le quitara de la película, pero ya no podía. Hablé con Iñaki Anasagasti, y me dijo que bueno, que lo dejáramos. Arzallus, como sale también Román Cendoya, decía: ¡cómo pones ahí a uno que no es del País!». Los mencionados son tres de los 39 entrevistados. También aparecen Jordi Pujol, Juan José Ibarreche, Carlos Garaicoechea, Josu Jon Imaz, Gotzone Mora, Iñaki Ezkerra, María San Gil, Albert Boadella, Román Cendoya, Jaime Larrinaga, Alejandro Echevarría, Txema Montero, Elías Amézaga, José Alcaraz, Iñaki Oyarbal, Joseba Álvarez, Antonio Basagoiti… Víctimas, políticos, ex terroristas, todos opinan. El documental se estrena el 2 de diciembre en el Guggenheim de Bilbao, y todos tendrán su silla reservada. Además, la cinta tiene ya distribuidora, Alta Films, y el día 5 se presentará un libro con las entrevistas completas.

–¿Por qué este documental? ¿Cómo y cuándo nace el proyecto?

–Empecé hace año y medio o dos años, cuando empecé a ver a Sabino Arana en una portada de LA RAZÓN. Me llamaron mucho la atención las frases de Arana, que eran discriminatorias hacia el resto del España. Comencé a estudiar, a leer a Elías Amézaga, que escribía a favor de Sabino, a Iñaki Ezkerra… La Fundación Sabino Arana me pasó muchos libros… Y comencé a investigar. Contacté con Jordi Pujol, entrevisté a Iñaki Anasagasti, que me ha echado una mano esencial para abrirme las puertas del PNV y de la Fundación. Luego llamé a Carod-Rovira… Lo que me interesaba era saber de dónde venían todas esas frases.

–¿Qué descubrió cuando comenzó a investigar sobre Arana?

–Me encontré con una persona excluyente, racista, xenófoba y, sobre todo, que no quería escuchar al que tenía al lado. Pero después de un año y medio de estudiar a Sabino, he conocido a alguien que vivía en una Vizcaya con una presión demográfica que les hacía pensar que les estaban invadiendo lo que él llamaba los «maketos». Creo que él empezó a despotricar para intentar no perder la identidad vasca, porque el euskera se estaba perdiendo. Su padre era carlista, y él había vivido la segunda y la tercera guerras carlistas cerca del exilio. Estuvo en Francia, en Iparralde, en Barcelona. Él no conocía el nacionalismo, sino el fuerismo, pero con Pau de la Riba entró en contacto con el catalanismo. Su hermano Luis fue el que le impregnó de las ideas nacionalistas. Antes de eso, creía en los fueros y en estar junto a España.

–Ha elegido una estructura narrativa formada por entrevistas. Cada apartado trata sobre un aspecto del pensamiento de Arana («La iglesia», «El nacionalismo», «El racismo», «ETA»…), encabezados por sus frases.

–Él relaciona la cultura, el idioma, y todo es hecho diferencial: la pelota, los «dantzaris»… Con todo eso intenta diferenciarse del «español-maketo».

–A su vez, esos grupos de entrevistas están unidos por imágenes del folclore vasco. ¿No teme que algunos lo interpreten como una cinta escorada hacia el nacionalismo?

–Mira, este documental es muy difícil. María San Gil quería saber también quién iba a aparecer. Pero hay un nivel artístico que debo darle, un toque documental. Si saco sólo cabezas parlantes no lo aguanta nadie. Intento, con música de Mendíbil, hablar de la cultura, de la idiosincrasia vasca.

–Aun así, sabrá que no va a poder evitar la polémica…

–Lo sé. Cuando entrevisté a todo el mundo, muchos se enfandaron conmigo. Yo siempre he sido sincero. Es un mundo de barro, a unos y a otros les molesta que salga el contrario hablando. Pero no podía hacer una película monólogo. Se lo expliqué a todos. Sin embargo, Savater me dijo que no, tampoco quiso Aznar, ni Agustín Ibarrola, ni Setién, ni Blázquez.

–¿Y Arnaldo Otegui?

–Contacté con él, sí, pero para hablar de Sabino hay que saber. No todo el mundo en el País Vasco sabe. Ése es un problema que he encontrado. Si vas a su Fundación no ves frases de Arana. La Fundación es un gueto. A pesar de eso, me han dado fotos, artículos, me han dejado grabar… Pero han escondido a Sabino Arana, igual que el PNV. Elías Amézaga habla a favor de Sabino y en su libro no dice ni una frase de Sabino. Yo me propuse hacer un filme donde se hablara de esas frases. Habrá quien opine que está bien o mal. Pero he tratado de ser honrado. Me lo decía Gotzone Mora: «Eres el único que ha hecho una película por la que hay que darte las gracias». Y sin ayuda. Me he dejado mi dinero y mi trabajo.

LA RAZÓN, 24/11/2004