Una Diada de crispación

ABC 07/09/14
EDITORIAL

· El proyecto separatista, como si de un bumerán se tratara, ha instalado la discordia y la confusión en Cataluña y entre nacionalistas

EL nacionalismo catalán se prepara para celebrar este jueves su gran Diada independentista, que habrá de calentar los ánimos para la consulta secesionista del 9 de noviembre. Pero a diferencia de anteriores ediciones, marcadas por altas participaciones y una unanimidad entusiasta, la de este año viene precedida por un ambiente crispado en el nacionalismo. La agenda de los estrategas separatistas no se está ejecutando como preveían. El gran fraude, económico y político, en que se han convertido los Pujol; la crisis abierta entre Artur Mas y Duran Lleida; las contradicciones en el seno del Gobierno catalán sobre la celebración de una consulta ilegal; la falta absoluta de respaldo internacional a la secesión, y, sobre todo, la guerra interna entre facciones nacionalistas para liderar el proceso separatista han convertido la Diada en una fuente de efectos contraproducentes para el nacionalismo.

El caso de la autodenominada Asamblea Nacional Catalana es paradigmático de que la tensión separatista está aflojando. La inscripción de seguidores para sus actos secesionistas es menor que la de otros años. Su contabilidad, según desveló ABC en exclusiva, es un coladero de posibles delitos fiscales. Unos piratas informáticos han reventado sus bases de datos, dando a conocer la identidad de algunos de sus militantes, con detalle incluso de los que están en morosidad con sus cuotas. Además, la ANC se enfrenta a una posible investigación si prospera una querella judicial. Pocas cosas podían salir peor.

El entusiasmo juvenil de otros tiempos parece estar enfriándose entre los dirigentes nacionalistas. La realidad que siempre quisieron ignorar va imponiéndose poco a poco. El Estado de Derecho tomará cuerpo en los recursos ante el Tribunal Constitucional, con los que toda decisión del Gobierno autonómico y del Parlamento Catalán quedará inmediatamente suspendida. La unidad política básica entre PP y PSOE contra la consulta separatista representa una barrera insuperable para Artur Mas, debilitado también puertas adentro por el avance, en las urnas y en las encuestas, de ERC. La UE no quiere más crisis nacionalistas, menos aún en el año que conmemora el centenario de la I Guerra Mundial y el 75 aniversario del comienzo de la II Guerra Mundial. Y algo muy importante: por vez primera, la sociedad civil no nacionalista está articulándose con propuestas políticas y sociales.

El proyecto separatista, como si de un bumerán se tratara, ha instalado la discordia y la confusión en Cataluña y entre nacionalistas. También en el socialismo catalán, aunque la desorientación se ha convertido en su estado político natural. El preludio de la Diada está torciendo el gesto de unos dirigentes del nacionalismo que, a estas horas, esperaban que Cataluña fuera un clamor por la separación de España.