Se reunieron en Madrid para tantear posibles acuerdos presupuestarios. El líder del PNV critica la actitud de López y dice que, si sigue así, puede «cargarse a Rubalcaba antes de tiempo»
Los máximos responsables del PSOE y el PNV, José Luis  Rodríguez Zapatero e Iñigo Urkullu, se reunieron la noche del miércoles  en Madrid para mantener engrasada la buena relación que han cultivado en  los últimos meses y empezar a tantear un posible apoyo de los jeltzales  a los presupuestos generales de 2012, algo que Urkullu condicionó al  cierre de las transferencias estatutarias negociadas en anteriores  reuniones. El destino quiso que, en el mismo momento en que el  lehendakari Patxi López advertía a Urkullu desde el Comité Nacional del  PSE de que «si alguien piensa en excursiones a Madrid menospreciando al  PSE se llevará una sorpresa», el presidente del EBB estuviera cruzando  el umbral de La Moncloa. Zapatero necesita el apoyo del PNV para sacar  adelante los presupuestos, una prioridad que parece más importante en  estos momentos que tener gestos con los socialistas vascos.
La cita entre Zapatero y Urkullu, que ambos líderes  habían concertado en su último encuentro para después de las elecciones,  volvió a mostrar la buena sintonía que existe entre ambos, hasta el  punto de que fuentes próximas al Gobierno citadas por Europa Press  anunciaron ayer que Zapatero ve viable mantener la estabilidad  parlamentaria hasta el final de la legislatura, en el mes de marzo del  próximo año, con el apoyo del PNV. El Ejecutivo cree que podrá contar  con el voto favorable de los nacionalistas vascos a los presupuestos y  que podrá sumar también el de UPN y Coalición Canaria, tras apoyar a los  respectivos gobiernos autonómicos que se constituirán en Navarra y  Canarias.
Pese al optimismo del Gobierno, Urkullu le trasladó a  Zapatero que el apoyo del PNV a los presupuestos estará condicionado a  que se cumplan las transferencias previstas para este año. La semana  pasada se cerró un primer paquete de cinco traspasos que había sufrido  un retraso de dos meses y ahora queda un segundo paquete de ocho  transferencias que debería estar cerrado para el 30 de junio. Está  previsto que el día 8 se abran las negociaciones bilaterales para que  estas transferencias lleguen a buen puerto.
Además de la estabilidad parlamentaria para lo que resta  de legislatura, en la reunión celebrada el miércoles Zapatero y Urkullu  realizaron un análisis de los resultados electorales y hablaron de paz y  de normalización política en el País Vasco. En lo que no entraron es en  posibles pactos para instituciones vascas como la Diputación de  Gipuzkoa.
Ataque al lehendakari 
Tras volver de Madrid, Urkullu se mostró ayer muy crítico  con Patxi López al ser cuestionado por la intervención del lehendakari  ante el Comité Nacional del PSE. En una entrevista en la Ser, el  presidente del EBB señaló que «con este tipo de discursos y  planteamientos sobre el PNV el lehendakari estuvo a punto de cargarse a  Zapatero y no sé si no se va a cargar antes de tiempo a Rubalcaba».  Además, advirtió de que, si se pone «en la picota» a su partido, «igual  nos dejamos llevar por las entrañas y decimos ‘hasta aquí hemos  llegado’. Y el PNV es de los pocos socios a los que puede recurrir este  Gobierno».
Urkullu se mostró dolido por las palabras de López y de  la portavoz del Gobierno Vasco, Idoia Mendia, en las que recomendaban al  PNV que «no viaje» a Madrid para lograr pactos porque los que afectan a  los socialistas vascos se deciden en Euskadi. Al recordar esa  advertencia, Urkullu hizo público que había viajado «hace poco» a Madrid  para hablar con Zapatero, aunque aclaró que el tema central de la  reunión fueron las transferencias pendientes y que no trató con el  presidente del Gobierno posibles pactos en diputaciones y ayuntamientos.
Zapatero y Bildu 
Por otro lado, Zapatero se refirió ayer a la irrupción  electoral de Bildu y dijo confiar en que la presencia de la coalición de  EA, Alternatiba e independientes en las instituciones no tenga un  efecto pernicioso sobre la lucha antiterrorista. «No podemos adelantar  qué efectos va a producir -dijo-, pero no debería ser un factor que nos  haga ir hacia atrás en la fortaleza de la democracia ni en la debilidad  de ETA». Matizó también que aún es pronto para saber si permitirá «ir  hacia delante», pero insistió en que la organización armada «sabe que  está más aislada que nunca».
El jefe del Ejecutivo atribuyó este hecho a su política,  en concreto, a la negociación con ETA en 2006. Dijo estar «profundamente  convencido» de que fue aquel proceso frustrado lo que llevó al «mayor  debilitamiento» de ETA en su historia.
DIARIO VASCO, 3/6/11