Urkullu y Arraiz acuerdan impulsar un nuevo suelo ético que reactive la ponencia de paz

EL CORREO – 07/10/14

· El líder de Sortu ve posible una «nueva fase» de acuerdos con los jeltzales, aunque puntualiza que el Gobierno vasco «mira demasiado al PSE»

El lehendakari Iñigo Urkullu y el presidente de Sortu, Hasier Arraiz, se comprometieron ayer a «trabajar conjuntamente» en unos «nuevos mínimos de compromiso ético» que permitan reactivar la ponencia de paz del Parlamento vasco, paralizada desde que, en junio del año pasado, el PSE decidiera abandonarla al considerar que la negativa de la izquierda abertzale a hacer una revisión autocrítica de su pasado invalidaba en la práctica los trabajos de ese foro. Desde entonces, el Gobierno vasco ha buscado con denuedo, sobre todo a través de contactos discretos propiciados por la secretaría de Paz y Convivencia que dirige Jonan Fernández, alguna vía que posibilite su puesta en marcha, hasta la fecha, sin éxito. No en vano, insuflar vida de nuevo a ese órgano fue uno de los objetivos declarados de Ajuria Enea en la apertura del presente curso político.

Ayer, tras dos horas de encuentro en la Lehendakaritza, Urkullu logró, según fuentes de la Presidencia vasca, arrancar a Arraiz el compromiso de trabajar en un nuevo texto que «vaya un poco más allá» de lo acordado hasta ahora y ahonde, desde un planteamiento de «reconocimiento crítico del pasado», en la posición actual de EH Bildu. La izquierda abertzale, hasta ahora, ha insistido en que ya ha asumido ‘de facto’ el suelo ético y ha participado en homenajes a víctimas del terrorismo. Pero no ha admitido de forma expresa, como le reclama el Gobierno vasco, la «injusticia» del daño causado y el «error» de no haber condenado sin medias tintas los asesinatos de ETA.

Ayer, según fuentes de la Lehendakaritza, Urkullu y Arraiz cruzaron unas primeras aproximaciones sobre ese nuevo texto que la izquierda abertzale estaría dispuesta a suscribir, aunque, reconocieron los mismos medios, aún no hay nada redactado y, por lo tanto, es «demasiado pronto» para saber si el compromiso será suficiente para propiciar la «participación de todas las tradiciones políticas vascas» en la ponencia. En otras palabras, para permitir el regreso de los socialistas vascos y la incorporación del PP que, aunque en la anterior legislatura acabó por sumarse al consenso después de una trabajosa negociación, tras el regreso de la izquierda abertzale al Parlamento ni siquiera se ha llegado a sentar en el foro.

En su comparecencia ante los medios tras el encuentro, el presidente de Sortu se refirió también al compromiso contraído, aunque de manera algo diferente, al menos en lo semántico. Arraiz habló de una oferta para consensuar una «lectura compartida de lo que ha sucedido en las últimas décadas en torno al conflicto y sus consecuencias», que el lehendakari habría aceptado, aunque mostró más dudas sobre la disposición del PSE a adherirse a esas nuevas bases de la ponencia.

Fue el único compromiso cerrado que arrojó el encuentro, del que, en una primera valoración ‘en caliente’, Arraiz hizo una lectura bastante más positiva de lo que cabía esperar a medio año de unas elecciones cruciales en las que el PNV y EH Bildu volverán a disputarse a cara de perro el voto nacionalista. El líder de Sortu se descolgó con un mensaje abiertamente optimista y conciliador y dijo apreciar «cambios» en el lehendakari Urkulllu que le hacen albergar esperanzas sobre la posibilidad de abrir una «nueva fase» de acuerdos con el PNV y el Gobierno vasco en un triple frente: el ya mencionado de la paz y la convivencia, el presupuestario y el del derecho a decidir.

Arraiz, incluso, alabó la actitud «positiva» y «abierta» de su interlocutor y consideró que ha llegado el momento de impulsar de forma decidida la colaboración entre el nacionalismo institucional y la izquierda abertzale. «No sé cuándo, todo necesita un proceso de maduración, pero sí advierto que están cambiando las cosas y que es posible que podamos iniciar nuevos caminos», apostilló.

Las palabras de Arraiz, tres días después de que EH Bildu reiterara en el Parlamento su disposición a negociar los Presupuestos si sirven para impedir «nuevos recortes», invitaban a considerar, como mínimo, la posibilidad de un giro en el guión previsto. Ni el PNV ni el lehendakari han ocultado que buscan mantener a medio plazo el acuerdo de estabilidad suscrito con el PSE hace más de un año. Incluso, Urkullu hizo guiños públicos y explícitos a Idoia Mendia –a la que ha recibido la primera en esta ronda de contactos– en el pleno de política general.

«En otra frecuencia»

No obstante, el propio Arraiz puso ‘peros’ a lo dicho, que quedaron remarcados en una nota de prensa bastante más contenida, enviada por la tarde y titulada ‘EH Bildu reitera su disposición al acuerdo, pero constata que el Gobierno vasco emite en otra frecuencia’. El comunicado reiteraba lo que ya había dicho Arraiz, que el lehendakari y el Gobierno «miran demasiado al PSE» porque es «más cómodo» para ellos «reeditar» su acuerdo con los socialistas. Eso sí, advirtió que un pacto con un partido «que niega el derecho a decidir» no es una entente «de país» sino «de gestión» y, por lo tanto, un resabio «del pasado» que debería cambiarse. «Lo previsible es un acuerdo del Gobierno con el PSE, pero hay que tratar de ser imprevisible».

El lehendakari aseguró a su interlocutor que mantendrá estrictamente el gasto en Sanidad, Educación y protección social, así como el «empleo estructural» en estos servicios. Sin embargo, Arraiz admitió después que, aunque está dispuesto a aparcar el programa económico de EH Bildu para alcanzar un acuerdo que frene «el avance despiadado del neoliberalismo», la negociación presupuestaria llega «quizás demasiado pronto» para cerrar un pacto entre el PNV y la coalición abertzale.

En materia de autogobierno, Urkullu planteó la necesidad de mantener el calendario de la ponencia para avanzar hacia un «nuevo estatus». Arraiz exigió «más iniciativa política y liderazgo» a su interlocutor en el terreno soberanista, además de censurar su escasa implicación con Cataluña. «Madrid les utiliza como ejemplo para ir contra las instituciones catalanas», lamentó.

EL CORREO – 07/10/14