Yemen, el país más pobre del Golfo Pérsico sufre un conflicto sectario que puede dinamitar la región

EL MUNDO – 28/03/15

· La operación Tormenta de la firmeza es el último capítulo de las injerencias que durante décadas ha sufrido Yemen, escenario de la guerra por la hegemonía regional que libran Arabia Saudí e Irán.

La nación más pobre del Golfo Pérsico es un Estado roto plagado de fallas de seguridad, males socioeconómicos y luchas políticas, tribales y sectarias que lo han convertido en el refugio propicio para Al Qaeda o el territorio ideal para que el IS continúe su expansión.

Hutíes.

El grupo rebelde que controla desde septiembre Saná e inició la pasada semana un rápido avance hacia el sur del país nació en 1992. Está integrado por musulmanes chiíes pertenecientes a la rama zaidí –que representa a una quinta parte de la población yemení– y es conocido como Ansar Alá (Partisanos de Dios). Toma el nombre de su líder Abdel Malek al Huti y tiene su feudo en el norte del país. Aunque niegan haber recibido apoyo militar iraní, el movimiento ha sido armado y financiado por Teherán.

Partidarios de Saleh.

El ex presidente Ali Abdalá Saleh, de 73 años, ha movido los hilos del país desde que llegara a la presidencia de Yemen del Norte en 1978. Mantuvo el cargo con la unificación de 1990 y sólo fue desalojado del poder tras el estallido de las revueltas de 2011 en virtud de una transición negociada por las monarquías del Golfo Pérsico con el plácet de Washington. De confesión chií, durante su mandato luchó contra los hutíes pero desde su ocaso en 2012, ha conspirado desde la sombra. Socio ahora de los hutíes, mantiene intactas sus influencias tribales y cuenta con el apoyo de parte de las fuerzas de seguridad. Su objetivo es regresar al poder a través de la elección de su hijo mayor Ahmed.

Partidarios de Hadi.

Abdo Rabu Mansur Hadi, de 69 años, fue vicepresidente de Yemen desde 1994 a 2012. Sucedió al frente del país a Saleh y desde entonces ha tratado con escaso éxito de tomar las riendas de Yemen, incluido el estamento castrense. De credo suní y oriundo de Adén, se refugió en la ciudad portuaria el pasado mes y se autoproclama el presidente legítimo del Estado después de que los hutíes forzaran su renuncia. Está respaldado por los bautizados como «comités populares» que han intentado detener el progreso del grupo rebelde chií hacia Adén. Sus principales valedores son los países árabes involucrados en la intervención militar.

Al Qaeda en la península arábiga.

La filial más activa de la red que fundó Osama Bin Laden controla amplias zonas del sureste del país como Shabwa, Hadramut, Baida y Abyan. Ha logrado mantener su poderío reivindicando el ataque al semanario francés Charlie Hebdo, las incursiones en Arabia Saudí, el secuestro de occidentales o las embestidas contra las fuerzas de seguridad yemeníes pese a los ataques con drones lanzados por EEUU, que se han visto mermados por un avance hutí basado precisamente en una llamada a eliminar a los yihadistas.

Estado Islámico.

Aunque el autodenominado Estado Islámico había proclamado hasta dos provincias en territorio yemení, sus acólitos no parecían tener una presencia destacada hasta que el pasado viernes reivindicaron el ataque de cuatro kamikazes contra dos mezquitas de Saná que se cobró 154 vidas y animó la movilización del grupo chií. Desde entonces, se han detectado células del IS en Lahij y Adén.

Al Hirak al Janubi.

Se trata de un movimiento independentista que aboga por quebrar la reunificación zurcida por Saleh. Tiene su base de seguidores en ciudades del sur como Adén pero carece de capacidad para ser decisivo en la actual coyuntura.

EL MUNDO – 28/03/15